Vaticano, 14 Abr. 23 (ACI Prensa).- El Cardenal Stanisław Dziwisz, quien fue secretario personal de Juan Pablo II durante cerca de 40 años, ha salido en su defensa después de que Pietro Orlandi, el hermano de la joven italiana desaparecida en la Ciudad del Vaticano en 1983, Emanuela Orlandi, dirigiera unas acusaciones difamatorias contra el santo polaco.
El también Arzobispo emérito de Cracovia ha emitido un contundente comunicado después de que Pietro Orlandi haya sugerido en un programa de televisión italiano que San Juan Pablo II realizaba supuestas “salidas nocturnas” como Pontífice, acusándolo también de comportamientos inapropiados con menores.
Cabe recordar que el Promotor de Justicia del Vaticano, Alessandro Diddi, reabrió en enero el expediente de la misteriosa desaparición de Emanuela en un intento de demostrar la intención de la Santa Sede de aclarar lo sucedido.
El pasado martes 11 de abril, tras una larga reunión mantenida entre Alessandro Diddi, Pietro Orlandi y su abogada Laura Sgró, el hermano de la desaparecida participó en un programa de televisión del canal italiano “La 7”.
Durante la emisión, Orlandi citó a un miembro de la conocida como “Banda della Magliana” -organización criminal italiana relacionada con el caso Orlandi-, quien habría informado sobre estas supuestas salidas nocturnas de San Juan Pablo II en un audio entregado en el despacho del Promotor de Justicia.
Ante dichas declaraciones, sin pruebas ni fundamento, el Cardenal polaco se ha convertido en una de las pocas voces dentro de la Curia en defender públicamente al santo fallecido en abril de 2005.
El Cardenal Dziwisz tachó estas afirmaciones de “temerarias”, aunque puntualizó que “sería más exacto decir inmediatamente insinuaciones innobles”.
El Purpurado también consideró “penoso” lo ocurrido y expresó su deseo de que la imagen de San Juan Pablo II pueda ser liberada “del torbellino de engaños, mitomanías y saqueos”.
Asimismo, indicó que estas acusaciones son “falsas de principio a fin, irreales, irrisorias hasta el límite de lo cómico si no fueran trágicas, incluso criminales”.
A su vez, aclaró que lo ocurrido a Emanuela Orlandi fue “un crimen gigantesco” y puntualizó que igual de “criminal es sacar provecho de ello con divagaciones incontrolables, destinadas a desacreditar preventivamente a personas y ambientes mientras no se demuestre lo contrario, dignos de la estima universal”.
“Esto no quita que el dolor incomprensible de una familia que lleva 40 años sin tener noticias de su hija merezca todo el respeto, toda la atención, toda la cercanía”, añadió.
Por su estrecha relación con el Papa polaco, el Cardenal Dziwisz explicó también sentirse en el deber de testimoniar que “desde el primer momento, el Santo Padre (Juan Pablo II) se hizo cargo del asunto, actuó e hizo actuar para que tuviera un feliz desenlace, nunca favoreció ninguna forma de ocultación, siempre mostró afecto, cercanía y ayudó de las más diversas maneras a la familia de Emanuela”.
Además, instó a la “rectitud por parte de todos los implicados” y esperó que “Italia, cuna universal del derecho, sepa utilizar su ordenamiento jurídico para velar por el derecho a la buena fama de quienes hoy ya no están entre nosotros pero velan e interceden desde lo alto”.
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