, 03 Abr. 23 (ACI Prensa).- José María Martínez, el profesor del Colegio Gaztelueta (Opus Dei) condenado como culpable de un caso de abusos en España, reitera su inocencia a través de un blog en el que explica su versión ante la decisión del Papa de reabrir el proceso canónico contra él.
“Desde 2008 he repetido que soy inocente, pero ahora voy a contar lo que he vivido desde entonces. Es mi forma de defenderme”, detalla en la presentación del blog en el que explica su versión de los hechos por los que fue condenado.
El objetivo de este nuevo espacio es “mostrar que quienes me han atacado no son dignos de confianza y que, en cambio, quienes me han apoyado han sido desacreditados sólo por el hecho de apoyarme”.
En la única entrada publicada hasta el momento este lunes 3 de abril de 2023, titulada “Mi verdadera historia”, Martínez hace un repaso bastante exhaustivo de lo sucedido, desde que fue profesor de Juan Cuatrecasas, hasta hoy.
“Somatización de la injusticia”En primer lugar, quien fuera profesor de Juan Cuatrecasas señala que se ha visto afectado por un cáncer que algunos en su entorno piensan que fue provocado “por la somatización de la injusticia”.
También explica que ha padecido especialmente “el sufrimiento causado a mi familia” y que, si no ha caído en depresión, “ha sido gracias a las personas que me quieren, a su cercanía y su afecto”.
Antes de explicar su versión de los hechos, proclama que “desde el primer momento fui condenado en el juicio mediático sin pruebas: siempre se ha tratado de la palabra de Juan Cuatrecasas contra la mía”.
Una visita al hospitalJosé María Martínez detalla que Cuatrecasas tomaba ansiolíticos desde los 10 años, tal y como se hizo público durante la instrucción penal del caso y el juicio.
Entre los años 2008 y 2010 Martínez fue el tutor de Juan. Cuando le operaron de apendicitis, el profesor organizó una visita al hospital junto a otros dos alumnos.
“Creo que tanto él como la familia agradecieron el gesto y ahí comenzó lo que yo creía una relación cordial. De hecho, me invitaron a comer a su casa un par de veces”, rememora.
Reuniones en un lugar concurrido“Durante los dos años en que fui su tutor, me esforcé en ayudar a Juan para que mejorara sus resultados”, describe. Las conversaciones se producían en un despacho situado entre varias aulas: “Era un sitio muy transitado, donde se guardaban balones, el botiquín y objetos típicos para dar clase. Cerrábamos la puerta porque el ruido podía ser molesto, pero nunca con llave o pestillo”, detalla.
Un lugar que “se convirtió en una especie de sala de torturas para los que, sin conocerlo, declararon en el juicio de Bilbao”. En cambio, defiende, quienes sí conocían el colegio, declararon en la Audiencia “que ahí no podían haber tenido lugar los actos lamentables de los que se me acusó, porque era un lugar totalmente expuesto”.
Inocente de acosoEn 2010 los padres de Juan Cuatrecasas decidieron el traslado a otro centro para que mejorara el inglés. Al año siguiente, según la narración de Martínez, volvieron al Colegio Gaztelueta a denunciar acoso contra su hijo, acusando al que había sido su tutor de ser el “organizador”.
“La Fiscalía y el juez zanjaron la denuncia con una reparación de los perpetradores: una redacción sobre el acoso. Sobre mí no dijeron nada”, recuerda.
“A partir de entonces las acusaciones contra mí fueron subiendo y subiendo, hasta que en 2015 me acusaron de ‘inducirle a la autosodomización’. Sólo escribir esa palabra me da náuseas. En todo caso, la ‘bola de nieve’ inventada creció hasta ese extremo”, denuncia el profesor.
La familia Cuatrecasas y su entornoMartínez asegura que se ofreció a hablar con la familia Cuatrecasas ante la gravedad creciente de las acusaciones, pero que no aceptaron. “Si alguien rompió la comunicación, esos fueron los padres de Juan”, subraya en el blog.
La familia entonces le acusó de no tener “ni remordimiento ni vergüenza por no pedir perdón”, describe ante de reiterar: “No puedo pedir perdón porque mi inocencia no es negociable”.
En la entrada publicada, Martínez señala que la abogada Leticia de la Hoz “fue la que tuvo la idea de instrumentalizar al Papa para sus intereses en el caso”, tal y como reconoció en una entrevista concedida a La Nueva España en 2015 en la que afirmó: “Nos pareció que una carta al Papa podía ser un buen medio de denuncia”.
Otro actor importante en este caso es el psiquiatra Iñaki Viar: “Condenado en 1970 a veinte años de cárcel por pertenecer a ETA y colaborar en la colocación de una bomba sin víctimas, fue clave en el juicio de la Audiencia de Bilbao”, detalla.
“Llevo doce años haciéndome la pregunta de por qué me acusa Juan de unos hechos que no he cometido. Lo que afirma sólo sucedió en su cabeza”, defiende el profesor.
Condena “sin pruebas”José María Martínez afirma que su juicio, celebrado en 2018 ante la Audiencia de Bilbao, tuvo lugar “después de que yo hubiese sido condenado por la opinión pública”. A su juicio, eso debió influir en que el tribunal considerara que “si los profesores y alumnos del colegio avalaban unánimemente mi inocencia, esa coincidencia mostraba que se habían puesto de acuerdo antes”.
Fue condenado a 11 años de prisión. Mientras recurría el caso ante el Tribunal Supremo, explica que tuvo que presentarse cada 15 días en un juzgado. La sentencia llegó en septiembre de 2020 y se redujo a 2 años. Al carecer de antecedentes, le permitió no ingresar en prisión.
“El Supremo rechazó las acusaciones más graves, entre otros motivos porque el razonamiento de la Audiencia de Bilbao vulneraba la presunción de inocencia”, detalla. También porque “no entró a valorar la prueba que realizó la audiencia vizcaína en los hechos menos graves”.
“En el fondo, lo que pienso es que no quisieron desautorizar completamente al tribunal de Bilbao”, concluye el profesor sobre su condena. El Tribunal Constitucional no admitió su recurso.
Investigaciones eclesiásticasMartínez detalla cómo “en enero de 2015, desde el Vaticano enviaron al sacerdote Silverio Nieto para que investigase la denuncia”. Cuando declaró la inocencia del profesor, “se convirtió en un encubridor, un irresponsable y un corrupto”, denuncia.
La orden de reabrir un proceso canónico conocida el pasado mes de septiembre “es ya una sentencia de culpabilidad” a juicio de Martínez, quien denuncia que se le quiere “aplicar una normativa eclesiástica aprobada con posterioridad a los supuestos hechos”.
Sobre esta cuestión, señala además que “el Papa está muy mal asesorado” y que “hay motivos para llevar este asunto ante los tribunales civiles y penales españoles e internacionales”.
Confianza en DiosMartínez expresa su pesar por encontrarse “ante un proceso jurídico y mediático que no parece acabar nunca”, en el que la reapertura eclesiástica del caso “supone un claro abuso de poder”.
Sin embargo, pese a tener que rehacer su vida profesional alejado de su vocación educativa, se muestra agradecido por las muestras de apoyo: “Me ha llamado la atención la cantidad tan grande de personas que no me conocen de nada -sólo por los medios de comunicación-, pero que me envían su apoyo porque me han visto sufrir injustamente”, confiesa.
A pesar de todo, José María Martínez mantiene su confianza en Dios: “Pienso que todo tiene sentido en los planes de Dios. El sufrimiento es un misterio pero, al final, los creyentes sabemos que de los grandes males Dios puede sacar grandes bienes. Yo no veo esos bienes por ningún lado, pero sigo confiando en Él”.
El caso sin duda tomará un nuevo impulso mediático esta Semana Santa, pues Juan Cuatrecasas es uno de los protagonistas de la conversación del Papa con varios jóvenes que se estrena en Disney+ esta semana.
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