, 16 Jul. 23 (ACI Prensa).- El Arzobispo de Arequipa, Mons. Javier Del Río Alba, alentó a rezar y evitar que con la “Toma de Lima”, una marcha de protesta contra el gobierno anunciada para el miércoles 19 de julio con participantes de distintas regiones, se vuelva a desatar la violencia en Perú.
Como “Toma de Lima” se conoce a una marcha, principalmente de sectores de izquierda, en la que se pedía la renuncia del entonces presidente Pedro Castillo, ahora en la cárcel, la disolución del Congreso y el cambio de la Constitución.
Las protestas incluyeron decenas de fallecidos, una gran cantidad de bloqueos en carreteras, tomas de aeropuertos, enfrentamientos con las fuerzas del orden. Todo esto suscitó millonarias pérdidas que afectaron a muchísimos peruanos.
“Como es natural, ante esta nueva convocatoria preocupa que se repitan también los actos de violencia que causaron tanto caos, zozobra y muertes, además de graves daños a la economía que siguen afectando a miles de familias económicamente más vulnerables, incluidos niños y ancianos”, explicó el Prelado en una nota titulada "Toma de Lima", enviada a ACI Prensa.
“Estoy seguro de que la gran mayoría de los peruanos no deseamos que eso vuelva a ocurrir”, subrayó.
El Arzobispo de Arequipa resaltó: “No queremos más muertos; tampoco queremos que se destruya la propiedad pública ni la privada, ni que se evite el libre tránsito de aquellos que necesitan circular por las calles o carreteras sea porque necesitan trabajar para llevar el sustento a su hogar o porque requieren atención médica o por otras razones”.
Tras reconocer que muchos buscan realizar esta protesta de manera pacífica, Mons. Del Río destacó: “No podemos descartar que también vayan a participar personas que no estén movidas por la búsqueda del bien común de la sociedad y que pretendan aprovechar estas manifestaciones para buscar sus propios intereses, algunas veces incluso delictivos, y generar violencia”, también entre quienes quieren marchar pacíficamente.
El Prelado peruano precisó que la Doctrina Social de la Iglesia reconoce la legitimidad de las manifestaciones populares “cuando constituyen un recurso necesario para obtener mejoras en la situación social, pero sólo después de haber constatado la ineficacia de todas las demás modalidades para superar los conflictos y en la medida en que se usen métodos pacíficos”.
Sin embargo, esa misma doctrina establece en su compendio, en el numeral 304, que una manifestación “resulta moralmente inaceptable cuando va acompañada de violencias o también cuando se lleva a cabo en función de objetivos no directamente vinculados con las condiciones de trabajo o contrarios al bien común”.
El Arzobispo de Arequipa subrayó asimismo que “los cristianos estamos llamados a buscar siempre el diálogo para solucionar los conflictos y jamás recurrir a la violencia”.
“Oremos y evitemos que la violencia se vuelva a desatar en nuestro Perú”, concluyó.
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