, 06 Dic. 22 (ACI Prensa).- En cercanías del verano, en Argentina comienza a aumentar la cifra de parejas que deciden realizar su matrimonio y celebrarlo con una fiesta junto a familiares y amigos.
Sin embargo, existe un factor imprevisible que suele tener a los novios en vilo hasta último momento: el clima de tan esperado día.
Aunque hay una creencia antigua que asegura que casarse con lluvia es sinónimo de bendición, muchos prefieren no arriesgarse, sobre todo quienes eligen celebrar al aire libre.
Aquí es donde entran en escena las religiosas de la orden de Santa Clara, a quienes, según indica una tradición adoptada de España, los futuros matrimonios acuden para pedir oraciones y así encomendar a Dios, por intercesión de la Santa, la gracia del buen tiempo y la felicidad en el matrimonio.
Según la costumbre, al realizar el pedido, los novios deben ofrecer una o más docenas de huevos a las hermanas clarisas y dejar los datos de la boda: nombre de los novios, fecha y hora de la celebración.
Los huevos recibidos son utilizados para preparar pasteles y budines que contribuyen a la economía de las clarisas o que son donados a centros de ayuda.
En Buenos Aires, las Carmelitas Descalzas y la parroquia de Santa Clara de Asís, del barrio de Villa Crespo, donan los huevos a Cáritas; y las Clarisas del Colegio Santísimo Sacramento preparan sándwiches de huevos fritos o tortillas para los vecinos más pobres.
También reciben ofrendas las hermanas Benedictinas, de Victoria, quienes preparan pasteles que venden en el convento.
En blogs de casamientos, la tradición aparece consignada como el “tip antilluvia”, y los testimonios se acumulan, relatando cómo luego de ofrendar los huevos, y contra todo pronóstico, el día de la fiesta no llovió.
Lo cierto es que la ofrenda no tiene nada que ver con la “magia” ni es una “garantía antilluvia”, sino más bien una bonita muestra de fe y confianza en los santos, para pedir un buen matrimonio con Dios al centro de todo.
Contrario a lo que se suele pensar, Santa Clara de Asís no es la patrona del buen tiempo, sino de la televisión y de las telecomunicaciones, declarada por el Papa Pío XII en 1958.
Fue la primera mujer en fundar una orden religiosa, la de Clarisas o Damas Pobres, bajo la guía de San Francisco de Asís.
También fue la primera mujer en crear una regla monástica en la Edad Media, que fue aprobada por el Papa Inocencio IV, solo dos días antes de su muerte en 1253.
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