, 24 Jun. 20 (ACI Prensa).- La hermana Stan Mumuni dedica su vida a cuidar de niños abandonados y niños que nacen con algún defecto en Ghana. Cuando la pandemia del coronavirus llegó a África fue corriendo al mercado para comprar jabón y otros suministros, pero los precios ya se habían triplicado.
“Corrimos al lugar y los precios estaban ya demasiado altos. Y tenemos que comprar comida para alimentar a estos niños”, dijo la religiosa en un simposio virtual realizado el 23 de junio.
Algunos de los niños a los que cuida la orden de la religiosa tienen serias discapacidades que no les permiten, por ejemplo, comer alimentos sólidos, por lo que necesitan tomar leche. “Conseguir leche todos los días ha sido muy difícil”, dijo.
“Muchos están muriendo de hambre. Estamos en una zona pobre. Con la pandemia tenemos que luchar con lo poco que tenemos para también sostener a los demás”, señaló.
Con la cuarentena, las religiosas reciben cada vez más llamadas, como de la escuela para niños con necesidades especiales, de donde les solicitaban recoger a los huérfanos por el cierre de los colegios. También las llaman para salvar a niños con discapacidad cuyas vidas están en peligro.
Las Hermanas Marianas del Amor Eucarístico, fundadas por la hermana Stan en 2009, dan hogar a niños con necesidades especiales que son rechazados por sus familias y comunidades por las creencias supersticiosas que los asocian a la brujería.
“En este tiempo también nos han llamado muchos sacerdotes. ‘Por favor rescate a este niño que está en peligro’”, dijo.
La religiosa relató que este llamado lo percibió muy claramente cuando fundó la congregación que dirige. “Cristo me dijo que ‘aunque no tienes nada, te estoy pidiendo que vayas y rescates a mis hijos’”, relató.
“Tenemos que arriesgar nuestras vidas para buscar a estas víctimas inocentes. Cristo nos dijo ‘dejad que los niños vengan a mí’ y los niños son preciosos para Dios”.
La hermana Stan fue una de las varias religiosas que participaron en el simposio virtual “Religiosas en las fronteras”, para compartir experiencias ante el COVID-19, un evento patrocinado por las embajadas de Estados Unidos y el Reino Unido ante la Santa Sede.
La hermana Alicia Vacas, de las religiosas combonianas en Medio Oriente, también contó algunos de los desafíos de su congregación que sirve a los necesitados ante la pandemia.
“Desafortunadamente una de las comunidades en Bérgamo (Italia) se enfermó al comienzo de la emergencia del coronavirus y comenzamos a recibir muy malas noticias en la comunidad”, dijo la religiosa en el simposio.
“Varias religiosas jóvenes, varias de nosotras enfermeras, nos ofrecimos a ir a verlas y ayudarlas”, continuó.
Cuando llegó a Bérgamo, en la región de Lombardía que es el epicentro del coronavirus en Italia, la hermana Alicia dijo que la casa madre de las combonianas “era un verdadero caos porque todas estaban enfermas”.
Ella calcula que 45 de las 55 hermanas de Bérgamo estaban enfermas. Diez fallecieron a causa del coronavirus.
Desde su convento en Jerusalén, la religiosa comentó que la pandemia del coronavirus no ha terminado y “la situación es muy preocupante” para muchas religiosas en otras partes del mundo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que el 22 de junio fue el día en que se registró más casos de coronavirus en el mundo con más de 183 mil nuevos infectados.
La hermana Alicia comentó que “ha estado en contacto con muchas hermanas trabajando en lugares como Jordania, Sudán del Sur, Chad, Ecuador y puedo ver a las hermanas expuestas a muchos riesgos sin equipamiento adecuado. No trabajan en muchos casos en hospitales del gobierno y no tienen acceso a las pruebas. Entonces reciben casos sospechosos y pacientes sin posibilidad de protegerse”.
Callista Gingrich, embajadora de Estados Unidos ante la Santa Sede, dedicó “un momento para reconocer y honrar los tremendos sacrificios hechos por las religiosas durante esta pandemia”.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA
0 comentarios:
Publicar un comentario