, 30 Jun. 20 (ACI Prensa).- El Cardenal George Pell, prefecto emérito de la Secretaría de Economía del Vaticano, aseguró que la misión de la Iglesia no es justificación para la ineficiencia financiera ni para la corrupción; y precisó que esta última puede generar más riesgos para el clero que las inconductas sexuales.
“Sin duda, el dinero es uno de los dones de Dios que también es fuente de tentación”, dijo el Purpurado australiano en un video mensaje enviado este martes 30 de junio al Instituto Global de Administración de la Iglesia en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma.
“Decir que la Iglesia no es un negocio no nos proporciona justificación alguna para ser ineficientes y mucho menos para ser corruptos”, agregó.
El Cardenal Pell fue nombrado por el Papa Francisco en 2014 como prefecto de la Secretaría de Economía del Vaticano, y fue a quien se le encargó monitorear y reformar las finanzas vaticanas.
“Recuerdo que me sorprendí cuando supe, poco después de llegar a Roma [en 2014], que la Madre Teresa, Santa Teresa de Calcuta, dijo que para el clero hay dos grandes desafíos: uno que toca la sexualidad y otro que se trata del dinero”, dijo el Purpurado australiano.
“Y ella decía que el peligro del dinero era mayor y más fuerte que el de la sexualidad errante”.
“Incluso nuestro Señor tuvo mucho que decir sobre las riquezas, fue muy claro en este aspecto. Recuerdo alguna vez haber estado desconcertado, tal vez hace una década, cuando leí que el Señor condenó más el amor por las riquezas de lo que condenó la hipocresía”.
El Cardenal también dijo que “es saludable recordar que el único grupo con el que nuestro Señor usó el látigo fue con los cambistas de dinero, los comerciantes en el templo”.
“El dinero es algo contaminado. Ciertamente disfruté mi trabajo con el dinero –es bastante fascinante– pero eso necesita ser controlado y administrado”, dijo el Cardenal.
El Purpurado resaltó luego que “la Iglesia no es un negocio. La Iglesia es sobrenatural, pero tenemos que creer en la encarnación, en que Dios envió a su único Hijo para que venga y viva con nosotros. Entonces llevamos la presencia de Cristo y de Dios a nuestras comunidades y tenemos que usar el dinero y la metodología para hacer esto”.
“No estoy sugiriendo, ni por un minuto, que nuestras prioridades deban invertirse”, precisó.
“Recuerdo haber hablado en una gran convención de jóvenes y dije que era más difícil convertir una persona a Cristo que reformar las finanzas del Vaticano”, continuó el Cardenal quien recordó que “toda la prensa secular alegaba que dije lo contrario”.
Tras alabar la labor del instituto romano al que se dirigía en su video mensaje, el Cardenal Pella alentó a vivir la disciplina y la virtud.
“Una cosa es tener una visión espiritual y otra cosa es tener un plan o proyecto. Por supuesto, para implementar esas cosas se necesita una capacidad administrativa, una capacidad humana que debe entrenarse y formarse para el bien y para propósitos divinos”, dijo.
Oficialmente el Cardenal Pell dejó de ser prefecto de Economía en 2019, pero dejó el puesto en Roma en 2017 para poder viajar a Australia y afrontar en su país los cargos de abuso sexual que pesaban en su contra.
Luego de una prolongada batalla legal, en la que el Cardenal estuvo en prisión y en confinamiento solitario poco más de un año, fue absuelto de todos los cargos por la Corte Suprema de Australia en abril de 2020.
El Cardenal Pell puso algunos ejemplos de su estadía en prisión para alentar la disciplina física junto con la espiritual.
“En la cárcel tuve mucho tiempo para rezar todos los días y eso hice. Lo hice porque era mi deber, era congruente y era de mucha ayuda en lo personal. Junto con eso establecí varios pasos prácticos”, relató.
“Mi vida era muy regular: me despertaba a las 7:15 en la mañana y no me volvía a acostar sino que seguía despierto. Hice algo de ejercicio cada día y vigilaba mi dieta. Creo que salí más saludable en comparación a cuando entré a la cárcel”.
“Todo este orden y estos pasos sistemáticos me ayudaron”, subrayó el Cardenal Pell.
“De modo similar –concluyó– cuando vemos las empresas de la Iglesia, la forma en la que servimos a la gente, no basta con rezar regularmente, con ser personas fervorosas. Tenemos que ser capaces de poner nuestra visión en acción”.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA
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