, 16 Abr. 21 (ACI Prensa).- La Basílica de San Quirino en Sisak (Croacia), población golpeada por un fuerte terremoto a finales de 2020, recibió dos reliquias de Santa Faustina Kowalska, apóstol de la Divina Misericordia, y del Beato Michal Sopocko, quien ayudó a Santa Faustina a difundir esta devoción.
Las reliquias fueron depositadas en esta Basílica de Croacia el pasado 11 de abril, Domingo de la Divina Misericordia, en una Misa presidida por el Obispo Emérito de Parenzo y Pola, Mons. Ivan Millivan.
Desde ese momento, la Basílica puede ser también considerada como Santuario de la Divina Misericordia.
En su homilía, Mons. Milovan destacó que la “Pascua es nuestra esperanza” que permite enfrentar las dificultades y pruebas, como las que vive el pueblo croato golpeado por la pandemia, pero también por los recientes terremotos ocurridos en Zagreb y Sisak.
Además, el Prelado recordó que la fiesta de la Divina Misericordia fue instituida por San Juan Pablo II en el año 2000 y añadió que “es el Papa de la familia, pero también el Papa de la misericordia de Dios”.
Las dos reliquias fueron donadas a la Basílica de Sisak por las religiosas de Jesús Misericordioso, Congregación religiosa fundada en 1942 por el Beato Sopocko en Vilna (Lituania), quienes trabajan pastoralmente desde enero de 2021.
Al finalizar la Eucaristía, el rector de la Basílica, P. Robert Jakica, leyó el documento que certificaba la autenticidad de las reliquias y dirigió un breve discurso en el que recordó “el catastrófico terremoto que destruyó miles de casas, más de 30 iglesias y el centro histórico de Sisak, Petrinja y Glina” y que causó la muerte de siete personas, entre ellas, una joven de 12 años.
En esta línea, el P. Jakica reconoció que “todos nos sentimos desamparados y muchos todavía se sienten así frente a la fuerza de la naturaleza que nos recuerda casi a diario aquellos días difíciles ocurridos a finales de 2020” y añadió que “la Fiesta de la Divina Misericordia nos dice mucho: La misericordia de Dios es inagotable, nos testifica que Dios está vivo y es misericordioso, que ama a cada hombre, a cada uno de nosotros, sin importar nuestra pertenencia religiosa o nacional”.
Traducido y adaptado por Mercedes De La Torre. Publicado originalmente en ACI Stampa
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