CIUDAD DE MÉXICO, 22 Oct. 22 (ACI Prensa).- En algunos países de Latinoamérica, principalmente en México y Argentina, se ha extendido la falsa devoción conocida como la “Santa Muerte”, una creencia incompatible con la fe católica.
Para absolver las dudas, el P. José Jil Portilla, miembro del Colegio de Exorcistas de la Arquidiócesis Primada de México y especialista en el tema, compartió con ACI Prensa 8 claves para comprender el real significado de este peligroso “culto a la muerte” y sus consecuencias.
1. La “Santa Muerte” no es una persona o un ser
La “Santa Muerte” no tiene absolutamente nada de santa. La muerte no es un ser, sino un acontecimiento. Significa la ausencia de vida, es decir, que una persona se ha quedado sin vida.
Desde pequeños nos enseñaron a imaginar la muerte como un esqueleto humano con vida, que lleva una guadaña y que quita la vida a las personas para llevárselas de este mundo. Pero esto no es real, sino que es una fantasía. Es una forma alegórica o caricaturizada para expresar el fin de la vida, porque la muerte no es un personaje real.
2. La muerte es en realidad la consecuencia del pecado
La muerte llegó a la humanidad como consecuencia del pecado y así lo revelan las Sagradas Escrituras en: Génesis 2, 15-17; Romanos 5, 12 y Deuteronomio 30, 15-20.
Algunas personas creen que Dios es el autor de la muerte, y que por lo tanto es bueno darle culto. Sin embargo, tal premisa es errónea y puede ser constatada en: Sabiduría 1, 12-13.
Quien sí es el autor de la muerte es el demonio, quien es culpable de que el hombre peque y experimente la muerte. Las Escrituras revelan esta información con toda claridad en: Sabiduría 2, 23-24; Génesis 3, 1-6; y Hebreos 2, 14-15.
3. El culto a la “Santa Muerte” es satánico
Las imágenes de la muerte representan las obras del demonio. Por lo tanto el que adora a la muerte, adora al demonio y sus obras.
4. La calavera no es más que una burda imagen
Algunas personas le piden a Dios que les conceda una santa muerte, es decir, que desean morir santamente. Sin embargo, en ningún caso piensa que la muerte sea un ser santo. Sabiendo que la muerte no es un ser, entonces, cada imagen de la “Santa Muerte”, no tiene nada de santa y no es más que una burda y fea imagen.
5. La Iglesia Católica nunca ha aprobado su culto
La Iglesia no ha aprobado nunca el culto a la “Santa Muerte”. Se debe tener cuidado porque existen falsos sacerdotes en algunos lugares que se hacen pasar por iglesias católicas y que dan culto a la muerte.
“Adorar a la muerte es idolatría, pero sobre todo que muchas personas lo hacen por ignorancia”, dijo en una ocasión el P. José de Jesús Aguilar, encargado del área de Radio y Televisión de la Arquidiócesis de México.
6. La muerte no hace favores
Muchas personas le piden a la muerte que les conceda algún favor: dinero, trabajo, poder, protección, curación, seducción, etc. Es verdad que en algunos casos les ha concedido lo que pedían, pero a un precio muy alto, sufriendo graves consecuencias.
Aquí algunos sufrimientos que padecen los adoradores de la muerte:
1. Si son casados, se resquebraja el matrimonio
2. Si se les concedió tener dinero, pierden la paz y alegría
3. En algunas ocasiones sufren la miseria y no progresan
4. Les suceden accidentes mortales
5. Padecen depresión (mucho miedo y tristeza)
6. Escuchan ruidos, ven fantasmas
7. Se alejan de la fe
8. Toda la familia se ve afectada con muchos problemas
7. Las personas son engañadas y se alejan de Dios
A quienes rinden y extienden su culto, colocándole un altar, flores, alimento o llevándole en el pecho, se les suele amenazar con que si no cumplen o se arrepienten de adorar a la “Santa Muerte”, entonces ésta tomará venganza de ellos. Es el Maligno quien finalmente comienza a atormentar con muchos sufrimientos.
Sin embargo, no debe dar temor el escapar de sus garras. Si se invoca a Jesús, Él te defenderá de todas las obras del demonio. Así se puede constatar en las Sagradas Escrituras en: 1 Juan 3,8; Romanos 10, 13; Santiago 4, 7; y 1 Pedro 5, 8-9.
8. La muerte es el peor enemigo de Dios y de los hombres
Algunas veces se mencionan las obras para referirse al autor de ellas. Por ejemplo, se dice que se combate el crimen cuando en realidad se combate a los criminales. De igual manera, cuando la Biblia hablar de aniquilar a la muerte, en realidad hablar de aniquilar a su autor, es decir, al demonio.
Jesucristo será quien acabé con él para siempre, junto con sus obras. Así lo establecen las Escrituras en: Isaías 25, 6-8; y 1 Corintios 15, 21-26.
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