, 06 Jul. 20 (ACI Prensa).- El querido Papa San Juan Pablo II no solo visitó en 1979 el Santuario de Nettuno donde reposan los restos de Santa María Goretti, sino que le compuso una bella oración que presentamos en esta nota.
Este 6 de julio es la fiesta de esta niña de once años que fue asesinada de 14 puñaladas por resistirse a una violación y que antes de morir perdonó a su asesino. El Papa Pío XII, que la canonizó en 1950, la definió como “pequeña y dulce mártir de la pureza”.
Años después San Juan Pablo II visitó el Santuario de María Goretti y compuso la siguiente oración a Marietta, como llamaban cariñosamente a la pequeña santa.
“Niña de Dios, tú que has conocido pronto la dureza y la fatiga,
el dolor y las breves alegrías de la vida,
tú que has sido pobre y huérfana,
tú que has amado al prójimo haciéndote sierva humilde y presurosa,
tú que has sido buena y has amado a Jesús sobre todas las otras cosas,
tú que has derramado tu sangre para no traicionar al Señor,
tú que has perdonado a tu asesino,
intercede y reza por nosotros para que digamos sí al designio de Dios para nosotros.
Te agradecemos, Marietta, por el amor a Dios y por los hermanos,
que has sembrado en nuestro corazón.
Amén”.
El 7 de julio de 2002, un día después de la celebración del centenario de la muerte de la Santa, San Juan Pablo II la recordó en el rezo del Ángelus en el Vaticano.
“He querido recordar este importante aniversario con un mensaje especial dirigido al obispo de Albano, subrayando la actualidad de esta mártir de la pureza, que espero sea más conocida por los adolescentes y los jóvenes”, dijo entonces el Papa polaco.
“Santa María Goretti es un ejemplo para las nuevas generaciones, amenazadas por una mentalidad de apatía, que no comprende la importancia de valores sobre los que jamás es lícito hacer componendas”.
El Pontífice resaltó que “aunque era pobre y carecía de instrucción escolar, María, que no había cumplido doce años, poseía una personalidad fuerte y madura, formada por la educación religiosa recibida en su familia. Esto le permitió no sólo defender su persona con castidad heroica, sino incluso perdonar a su asesino”.
“Su martirio recuerda que el ser humano no se realiza siguiendo los impulsos del placer, sino viviendo la propia vida con amor y responsabilidad”, resaltó.
A los jóvenes alentó que, siguiendo el ejemplo de María Goretti, “no dejen que la cultura del tener y del placer aletargue vuestra conciencia. Sean ‘centinelas’ despiertos y vigilantes, para ser auténticos protagonistas de una nueva humanidad”.
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