, 31 Jul. 20 (ACI Prensa).- El conflicto en la diócesis argentina de San Rafael ha escalado en los últimos días, en medio de la confrontación de un grupo de laicos, seminaristas y sacerdotes locales que se oponen a la decisión del Obispo, Mons. Eduardo María Taussig, de permitir exclusivamente la comunión en la mano. La situación ha llegado a implicar a un Arzobispo Emérito del país.
Este 31 de julio, Mons. Taussig publicó una amonestación canónica dirigida a la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario, ordenando que una “innovación” pastoral para la entrega de la comunión a los fieles “cese de inmediato”.
El Prelado señaló que en la parroquia argentina “se ha comenzado a dar la comunión en la mano pero con el agregado de una 'innovación' pastoral que consistiría en ofrecer a cada fiel que se acerca a recibir la comunión un lienzo blanco para poner en la mano que recibe la hostia, hacer la comunión y luego descartar ese lienzo en un cesto, eventualmente para ser lavado o quemado (ignoro su destino), con el objeto de ‘cuidar’ las partículas que pudieran desprenderse de la hostia recibida”.
En vez de realizar esta práctica, el Obispo exhortó “a que la comunión sea distribuida y recibida conforme a las indicaciones de la Conferencia Episcopal Argentina”, que alentó desde marzo de este año a que la Eucaristía sea entregada “solamente en la mano”.
En su amonestación, Mons. Taussig lamentó también “la situación de rebeldía de un sector significativo del Clero, que no poco ha incidido en perjuicio del Seminario” de la diócesis, “Santa María Madre de Dios”.
Después del cierre de los templos como medida de prevención para evitar el contagio de coronavirus COVID-19, Mons. Taussig anunció la reanudación del culto público desde el 16 de junio. Como parte del protocolo decretado por el Obispo, se anunció que “la Sagrada Eucaristía se dará en la mano”.
La disposición del Obispo, de acuerdo a medios locales, causó resistencia entre los seminaristas y algunos laicos, que incluso se reunieron a inicios de julio a rezar el Rosario en el exterior del seminario diocesano.
También circuló entre la prensa local una carta abierta exigiendo a Mons. Taussig que permita la Comunión de rodillas y directamente en la boca.
A finales de junio, el Obispo de San Rafael aceptó la renuncia del P. Alejandro Miquel Ciarrocchi como rector del Seminario Diocesano “Santa María Madre de Dios”. El 27 de julio, Mons. Taussig anunció el nombramiento del nuevo Rector, el P. Víctor Torres Jordán, y dijo que para finales de 2020 el centro de formación para sacerdotes sería cerrado “siguiendo precisas instrucciones emanadas de la Santa Sede”.
Un grupo de laicos convocó un “caravanazo” contra las disposiciones del Obispo de San Rafael para el 1 de agosto, que finalmente fue cancelado.
En declaraciones a TVA El Nevado el 27 de julio, el P. José Antonio Álvarez, vocero de la Diócesis de San Rafael, reconoció que la decisión del cierre del seminario es “realmente dolorosa”.
El P. Álvarez señaló que “debido a la reacción indisciplinada de una buena parte del clero de la diócesis en este momento esta diócesis no tiene la posibilidad de conformar un equipo de formadores conforme a la disciplina de la Iglesia”.
“Como eso es algo que no se puede resolver de modo inmediato, en defensa incluso de la formación de los seminaristas, para que puedan continuar su formación se los va a ir destinando a otro u a otros seminarios”, dijo.
Por su parte, el Arzobispo Emérito de La Plata, Mons. Héctor Aguer, compartió este 31 de julio con ACI Prensa una carta remitida al Obispo de San Rafael, en la que escribió: “Querido Eduardo: Lamento profundamente lo que ha ocurrido en San Rafael, a causa de un gravísimo error tuyo: el decreto sobre el modo de comulgar”.
“Te he manifestado mi opinión las dos veces que me llamaste por teléfono”, añadió.
Mons. Aguer finalizó su mensaje asegurándole a Mons. Taussig que “rezo por vos, y por la diócesis. Y, de un modo muy especial, por los sacerdotes y seminaristas. Espero que esas vocaciones no se pierdan”.
Ya a inicios de julio, el Obispo de San Rafael aseguraba estar “muy triste” debido a que en la diócesis que gobierna pastoralmente “hay mucha división” y pidió a los fieles que “recemos mucho los unos por los otros”.
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