, 30 Ago. 22 (ACI Prensa).- En una reflexión recientemente publicada en redes sociales, el sacerdote cubano Alberto Reyes Pías, de la Arquidiócesis de Camagüey, denunció que a la dictadura no le “importa nuestra vida”, y advirtió que “el enemigo está en casa”.
En su texto, titulado “He estado pensando… que a Dios no se le pregunta ‘¿por qué?’”, el P. Reyes Pías, duro crítico de la dictadura comunista en la que vive Cuba por más de seis décadas, dijo que “creo, firmemente, que Dios nos ama y sabe lo que hace, y que nunca permitiría que a sus hijos llegara un sufrimiento inútil, porque nadie mínimamente bueno haría sufrir a otro ser humano por gusto”.
“Sin embargo, constato que Dios permite que lleguen a nuestra vida sufrimientos profundos, que no siempre podemos evitar”, señaló.
Para el presbítero cubano, “alzar el puño y decirle a Dios: ‘¿por qué?’, sería admitir que no me ama, que se ha olvidado de mí, que me está castigando, o maldiciendo”.
“Pero como esto es impensable en Dios, entonces sólo me queda admitir que, cuando Dios permite un sufrimiento, lo hace porque quiere darme algo, quiere que entienda algo, quiere que crezca, que me renueve, que sea mejor persona, que mi vida sea diferente”.
“Y bajo esta perspectiva, sólo me queda preguntarle a Dios: ‘¿para qué?’”, dijo.
“¿Para qué permites que llegue a mi vida algo que no he pedido, que no me gusta, que no quiero…? ¿Para qué ha permitido Dios que llegara el comunismo a la más próspera de las islas del Caribe? ¿Para qué ha permitido Dios no sólo que perdiéramos la libertad sino que esta dictadura durara más de 63 años, arrasando con los sueños de varias generaciones?”, preguntó.
“¿Para qué ha permitido que tantas personas valiosas huyeran y abandonaran su tierra, muriendo incluso en el intento? ¿Para qué ha permitido Dios que nuestra vida cotidiana se haya convertido en un calvario de precariedad, de angustia existencial, de necesidad agobiante? ¿Para qué permite Dios que cada vez que mi pueblo alza la voz diciendo: ‘¡Basta!’, la respuesta sea una represión tan brutal y sádicamente sistemática que nos sumerge en la (falsa) sensación de que esta opresión es inamovible?”.
El sacerdote cuestionó luego: “¿No será que todavía no hemos entendido lo que Dios quiere decirnos, o darnos?”.
“¿Será que Dios quiere que comprendamos que haberle dado la espalda y haber cambiado el cuadro del Sagrado Corazón por el de los líderes de la hoz y el martillo fue el peor error de nuestra historia?”, continuó.
El P. Reyes Pías dijo luego que “‘no hay patria sin virtud ni virtud con impiedad’”, y denunció que “a los que nos gobiernan no les importa nuestra vida, ni nuestros sueños, ni nuestro presente, ni nuestro futuro”.
Recordando los miles de muertos cubanos ayudando a la revolución en Angola en la década de 1970, y a los recientes muertos en el incendio petrolero en Matanzas, el P. Reyes Pías dijo que “a los que nos han gobernado y nos gobiernan no les importa que mueran nuestros hijos, sea en Angola o en Matanzas”.
Además, señaló, “las repetidas llamadas a ‘resistir y vencer’, ‘hacer más con menos’ o convertirnos y reconvertirnos en un ‘pueblo aguerrido’ no son sino placebos para enardecernos con un futuro luminoso y hacernos olvidar la esclavitud del presente”.
“Cuando se nos insiste en ejercer el derecho al voto todo está, en realidad, ya decidido”, dijo, y lamentó que “llevamos años echándole la culpa a un enemigo externo cuando, en realidad, el enemigo está en casa”.
“Callarse para no buscarse problemas lo único que hace es normalizar y perpetuar nuestra miseria”, denunció, y advirtió que “no manifestarse públicamente es seguir esperando a que un día ‘pase algo’, o a que alguien ‘haga algo’ cuando la solución está en nuestras manos”.
“Cuando nos ponemos dignos y luego de golpearnos nos dan pollo y champú, nos están tratando como a mascotas a las que hay que calmar para que estén tranquilas y obedezcan”, señaló.
“Cuando nos reprimen no está sucediendo algo extra-ordinario sino que, sencillamente, es lo esperable, y que no puede ser diferente, porque una vez que se ha usurpado el lugar de Dios, el resto de los mortales es prescindible y despreciable”, dijo.
“¿Será que todavía no hemos entendido?”, cuestionó.
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