VATICANO, 27 Ago. 22 (ACI Prensa).- En el consistorio donde nombra este sábado 27 de agosto a 20 nuevos cardenales, el Papa Francisco habló acerca del “fuego del Espíritu Santo”.
En su homilía, pidió a los fieles rezar, a la luz de este fuego, por los nuevos cardenales y aseguró que “así el Señor quiere comunicarnos su valentía apostólica, su celo por la salvación de cada ser humano, sin excluir a nadie”, aseguró el Papa.
“Quiere comunicarnos su magnanimidad, su amor sin límites, sin reservas, sin condiciones, porque en su corazón arde la misericordia del Padre”, dijo el Papa Francisco a continuación.
Tomando la imagen del fuego, el Papa explicó que “es el que animó al apóstol Pablo en su servicio incansable al Evangelio, en su “carrera” misionera, que fue siempre conducida, impulsada hacia adelante por el Espíritu y por la Palabra”.
“También es el fuego -continuó el Santo Padre-, de tantos misioneros y misioneras que han sentido la alegría dulce y extenuante de evangelizar, y cuyas vidas se han convertido en Evangelio, porque ante todo han sido testigos”.
“Este fuego arde, de modo particular, en la oración de adoración, cuando estamos en silencio cerca de la Eucaristía y saboreamos la presencia humilde, discreta, escondida del Señor, como un fuego en ascuas, de manera que esta misma presencia se convierte en alimento para nuestra vida diaria”, explicó.
Asimismo, habló “del fuego de las ascuas” que diariamente caldea la vida de tantos esposos cristianos, “que se reaviva con una oración sencilla, hecha en casa, con gestos y miradas de ternura, y con el amor que acompaña pacientemente a los hijos en su crecimiento”.
“Y no nos olvidemos del fuego en ascuas custodiado por los ancianos, que son el hogar de la memoria en el ambiente familiar, social y civil. ¡Qué importante es este brasero de los mayores! En torno a él se reúnen las familias, permitiendo leer el presente a la luz de las experiencias del pasado y tomar decisiones sabias”, aseguró el Santo Padre.
Más tarde, el Papa Francisco defendió que “un Cardenal ama a la Iglesia, siempre con el mismo fuego espiritual, ya sea tratando las grandes cuestiones, como ocupándose de las más pequeñas; ya sea encontrándose con los grandes de este mundo, como con los pequeños, que son grandes delante de Dios”.
El Santo Padre invitó a “volver a mirar a Jesús”, ya que sólo Él “conoce el secreto de esta magnanimidad humilde, de este poder manso, de esta universalidad atenta a los detalles”.
“El secreto del fuego de Dios, que desciende del cielo, iluminando de un extremo al otro, y que cocina lentamente el alimento de las familias pobres, de los migrantes, o de quienes no tienen un hogar”, dijo a continuación..
“También hoy Jesús quiere traer este fuego a la tierra; quiere encenderlo de nuevo en las orillas de nuestras historias diarias. Nos llama por nuestro nombre, nos mira a los ojos y nos pregunta: ¿Puedo contar contigo?”, concluyó.
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