, 09 May. 22 (ACI Prensa).- El Papa Francisco escribió una nueva carta al controvertido sacerdote jesuita estadounidense James Martin, conocido por su ministerio dedicado a quienes llama “católicos LGTB”.
Martin le envió tres preguntas en español al Santo Padre. Las respuestas llegaron tres días después.
Al ser consultado sobre “¿Qué diría que es lo más importante que las personas LGBT deben saber de Dios?”, el Papa Francisco dijo que “Dios es Padre y no reniega de ninguno de sus hijos. Y ‘el estilo’ de Dios es ‘cercanía, misericordia y ternura’”.
“Por este camino encontrarás a Dios”, señaló el Papa.
A la pregunta “¿Qué le gustaría que la gente LGBT supiera sobre la iglesia?”, el Papa Francisco dijo que “me gustaría que leyeran el libro de los Hechos de los Apóstoles. Allí está la imagen de la Iglesia viviente”.
La última pregunta del P. James Martin para el Papa Francisco fue “¿Qué le dice a un católico LGBT que ha está experimentado el rechazo de la iglesia?”.
El Santo Padre dijo que “le haría ver que no es “el rechazo de la Iglesia” sino de “personas de la Iglesia”. La Iglesia es madre y convoca a todos sus hijos. Cfr. la parábola de los invitados a la fiesta: ‘justos, pecadores, ricos y pobres, etc’”.
“Una Iglesia ‘selectiva’, una Iglesia de ‘pura sangre’, no es la Santa Madre Iglesia, sino una secta”, expresó.
Al finalizar, el Papa Francisco le dijo al sacerdote jesuita: “Gracias por todo lo que hacés. Rezo por vos, por favor hacélo por mí. Que Jesús te bendiga y la Virgen Santa te cuide”.
Lo que enseña la Iglesia sobre la homosexualidadLa enseñanza católica sobre la homosexualidad está resumida en tres artículos del Catecismo de la Iglesia Católica: 2357, 2358 y 2359.
En estos artículos la Iglesia enseña que los homosexuales “deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta”.
La homosexualidad como tendencia es “objetivamente desordenada” y “constituye para la mayoría de ellos (los homosexuales) una auténtica prueba”.
Apoyado en la Sagrada Escritura, la Tradición ha enseñado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados”, “no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual” y por tanto “no pueden recibir aprobación en ningún caso”.
“Las personas homosexuales están llamadas a la castidad” y “mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana”.
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