CIUDAD DE MÉXICO, 17 Sep. 20 (ACI Prensa).- El P. Francisco Gallardo López, coordinador de la Pastoral Social de Movilidad Humana de la Diócesis de Matamoros, en la frontera con Estados Unidos, advirtió recientemente a las personas que migran buscando el “sueño americano” que esta ilusión rápidamente se puede convertir en una pesadilla.
En diálogo con ACI Prensa, el P. Gallardo López alentó a los migrantes a “que tengan demasiado cuidado cuando hay algún ofrecimiento de emigrar a Estados Unidos de manera fácil y que les va a ir bien. La mayoría sufre muchísimo por venirse al sueño americano y a veces no lo logra, quedan en el camino, quedan en la frontera, no pueden cruzar”.
“Mi consejo es discernir, pensar, estudiar, que alguien les oriente en sus países de origen, que alguien les diga los peligros que corren al querer tener el sueño que en realidad se convierte en una pesadilla”, dijo.
En Matamoros, que colinda con Brownsville, Texas, en el lado estadounidense, se ha formado un campamento de migrantes que esperan por su cita para pedir asilo en el país del norte. Muchos ya tienen citas agendadas para enero, febrero o marzo de 2021, y a pesar de todo quieren esperar a pesar de las pobres condiciones en un espacio improvisado cerca del control migratorio.
En algún momento, el campamento superaba las 1.500 personas asentadas sobre un espacio agreste, sin servicios básicos y a la merced de animales y enfermedades.
El P. Gallardo López estima que la cifra se ha reducido en el último mes a cerca de 600 personas. La diferencia, sospecha, cruzó de forma irregular la frontera o decidió volver a su país de origen.
El sacerdote mexicano considera que uno de los principales desafíos es mirar más allá de la asistencia que se puede dar a los migrantes que llegan con la esperanza de cruzar a Estados Unidos. Esa ayuda, de alimento, hospedaje y aseo, dijo, es buena.
Pero se debe buscar que “los migrantes, tanto hombres como mujeres y familias, valoren su realidad de personas, esa dignidad que deben tener tan clara y tan fuerte en ellos mismos”, añadió.
“Tendríamos nosotros que trabajar para que desde sus lugares de origen también ayudar para que valoren esa dignidad”, continuó.
El sacerdote recordó casos en los que los migrantes en su camino han perdido a muchos seres queridos, y “persisten en ingresar a Estados Unidos cuando ya han perdido casi todo”.
Además, el sacerdote advirtió que una ayuda mal entendida a los migrantes puede desembocar en un paternalismo que no los ayuda sino que los perjudica.
“Una de las cuestiones con las que no dejamos que la persona valore su dignidad es convertirnos en paternalistas o asistencialistas únicamente”, dijo, pues “el paternalismo te hace mucho daño, no te deja crecer”.
“Y en muchas ocasiones las iglesias, las organizaciones, nos convertimos en paternalistas, de tal manera que no damos nosotros más allá de lo inmediato. No formamos a las personas para que por sí mismas puedan subsistir”, lamentó.
Para el Coordinador de la Pastoral Social de Movilidad Humana de la Diócesis de Matamoros, una respuesta al drama de los migrantes pasa por dos aspectos. El primero, dijo, es “que los gobiernos tienen que darle a sus pueblos lo básico para vivir de manera digna”.
Luego, añadió, “cada persona, cada ciudadano, de acuerdo al lugar donde viva también tiene que aportar lo suyo”.
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