REDACCIÓN CENTRAL, 14 May. 23 (ACI Prensa).- Cada 14 de mayo, la Iglesia recuerda a San Matías Apóstol, el discípulo elegido para ocupar el lugar que el traidor, Judas Iscariote, había dejado entre los Apóstoles. Se le considera patrono de los carniceros y los arquitectos.
En el libro de los Hechos de los Apóstoles es posible encontrar señales inequívocas del aprecio del que gozaba San Matías entre los miembros de la Iglesia primigenia. San Lucas, autor del relato sobre su elección para completar a los Doce, deja esto en evidencia especialmente cuando recoge una a una las palabras del Apóstol Pedro.
“Desde el Bautismo de Juan hasta la Ascensión”Después de la Ascensión del Señor, los Apóstoles, junto con María y algunos discípulos, se encontraban a la espera del Espíritu Santo, cuya llegada había sido anunciada por Jesús resucitado. En esos días de oración y expectativa, Pedro invitó a la comunidad a que se pronuncie sobre quién debía reemplazar a Judas Iscariote:
“Es necesario que uno de los que han estado en nuestra compañía durante todo el tiempo que el Señor Jesús permaneció con nosotros, desde el bautismo de Juan hasta el día de la ascensión, sea constituido junto con nosotros testigo de su resurrección” (Hch 1, 21-22).
Acto seguido, señala Lucas, “se propusieron dos nombres: José, llamado Barsabás, de sobrenombre ‘el justo’, y Matías. Y oraron así: ‘Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de los dos elegiste para desempeñar el ministerio del apostolado, dejado por Judas al irse al lugar que le correspondía’. Echaron suertes, y la elección cayó sobre Matías, que fue agregado a los once Apóstoles” (Hch 1, 23-26).
“Reemplazar” el mal con santidadNo se sabe con certeza mucho más sobre San Matías, a no ser que se mantuvo fiel hasta el final de sus días. Se cree que murió apedreado o crucificado en Cólquida (actual Georgia) a donde habría llegado para anunciar a Cristo. Su muerte se habría producido hacia el año 80 d. C.
El Papa Benedicto XVI, en el año 2006, compartió una hermosa reflexión que tenía como base la figura del santo, y que constituye una clave para comprender y enfrentar el pecado dentro de la Iglesia: “De aquí [del ejemplo de San Matías] sacamos una última lección:
“Aunque en la Iglesia no faltan cristianos indignos y traidores, a cada uno de nosotros nos corresponde contrarrestar el mal que ellos realizan con nuestro testimonio fiel a Jesucristo, nuestro Señor y Salvador" (Benedicto XVI, Audiencia General, 18 de octubre de 2006).
0 comentarios:
Publicar un comentario