, 13 Jul. 22 (ACI Prensa).- El Centro Académico Romano Fundación (CARF) ha becado la formación de más de 1600 sacerdotes, seminaristas y religiosos de los cinco continentes, según se refleja en su memoria anual correspondiente a 2021.
Las becas otorgadas este año responden a la llamada de más de 800 obispos de 131 países en vías de desarrollo, que necesitan ayuda para la formación de sus miembros.
En este sentido, el director general del CARF Luis Alberto Rosales, señala que “un sacerdote bien formado es un foco de desarrollo espiritual, pero también humano, cultural y social allá donde desempeñe su labor”.
Y tanto más, cuando ese sacerdote llega a asumir la responsabilidad de pastorear una diócesis como obispo, circunstancia que se ha repetido en 122 ocasiones desde el año 1989.
En 2021, han sido ordenados en el episcopado diez antiguos alumnos del CARF, lo que convierte a esta iniciativa vinculada al Opus Dei en la “cantera” de los obispos de países en vías de desarrollo.
Las aportaciones de 6500 donantes al año, muchos de ellos de manera periódica y otros de forma esporádica, hacen posible que cada alumno sea beneficiado por unos 18 mil dólares, lo que hace un total en 2021 de más de 5 millones de dólares.
Los seminaristas, sacerdotes y miembros de órdenes religiosas se forman gracias al CARF en las Facultades Eclesiásticas de la Universidad de Navarra (Pamplona, España) y en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma, Italia).
Su alojamiento, que supone la partida mayor en cada beca, se realiza en seminarios, colegios mayores y colegios sacerdotales internacionales.
El presidente del CARF, José Enrique Fuster, expone en la presentación de la memoria que “todos los cristianos somos corresponsables de la nueva evangelización” y se ha mostrado agradecido a Dios que haya hecho posible “la formaciòn de muchas vocaciones sacerdotales”.
De los casi 10 millones de dólares en donaciones, más de la mitad ha sido dedicada a las becas de formación.
Además, se han financiado diversos proyectos específicos relacionados con la dotación de objetos litúrgicos a comunidades, la ayuda médico-sanitaria a seminaristas y sacerdotes desplazados de sus países de origen, así como a sacerdotes mayores que carecen de compañía.
Desde el CARF también se apoya el sostenimiento del culto en parroquias con dificultades.
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