, 30 Mar. 21 (ACI Prensa).- La Dimensión Episcopal de Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia del Episcopado Mexicano denunció el “odio y la violencia” que llevaron al asesinato de Victoria Esperanza Salazar, migrante asesinada por policías en México.
En comunicado publicado en el sitio web de Cáritas Mexicana, Mons. José Guadalupe Torres Campos, Obispo de Ciudad Juárez y responsable de la Pastoral de Movilidad Humana, expresó la preocupación de la Iglesia “ante la discriminación, el racismo y la xenofobia que imperan en los cuerpos de seguridad pública de todo el Estado mexicano”.
El 27 de marzo, en Tulum, en el estado mexicano de Quintana Roo, cuatro policías municipales sometieron a Victoria Esperanza hasta que quedó inconsciente sobre el suelo.
Los policías desatendieron los pedidos de auxilio, mientras una agente del orden presionaba su cuello con una rodilla.
La Fiscalía General del Estado de Quintana Roo señaló en un comunicado que la migrante salvadoreña murió “aparentemente durante la detención por parte de elementos de la policía municipal de esa zona”.
Los peritos del Servicio Médico Forense, continuó la Fiscalía, encontraron “una fractura en la parte superior de la columna vertebral producida por la ruptura de la primera y segunda vértebra, lo que provocó la pérdida de la vida de la víctima”.
Los cuatro oficiales, tres hombres y una mujer, fueron detenidos y están en manos de las autoridades para comenzar el proceso judicial.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo el 29 de marzo que Victoria Esperanza Salazar “fue brutalmente tratada y asesinada”, en “un hecho que nos llena de pena, de dolor y de vergüenza”.
López Obrador dijo que “se va a castigar a los responsables. Ya están en proceso de ser enjuiciados y no habrá impunidad”.
De acuerdo al sitio web salvadoreño elsalvador.com, Victoria Esperanza Salazar, que deja dos hijas huérfanas, era madre soltera y trabajaba en un hotel en la zona de Tulum.
La mujer de 36 años llegó a México con sus hijas en 2016 buscando un refugio que finalmente se le otorgó dos años después.
Mons. José Guadalupe Torres Campos dijo que en la Iglesia en México “no podemos guardar silencio ante la violencia que se ejerce hacia las personas migrantes en territorio mexicano”.
“Nuestra Iglesia es una Iglesia de acogida, de comunión, de fraternidad y de encuentro, en donde siempre serán bienvenidas todas las personas sin importar su lugar de origen, nacionalidad o color de piel”, aseguró.
“Lamentamos que en este tiempo de Cuaresma, cuando el Evangelio nos invita a la reflexión, al perdón, a la penitencia y al arrepentimiento, se den lugar muestras de odio y violencia hacia personas migrantes, especialmente provenientes de agentes del Estado, aquellos que tienen el mandado constitucional de velar por la seguridad e integridad de todas las personas”, señaló.
Mons. Torres Campos hizo un “respetuoso pero enérgico” pedido a las autoridades mexicanas para que “siga el debido proceso, para que no quede impune”.
Tras expresar su solidaridad y oración a la familia de Victoria Esperanza Salazar, el Prelado pidió a todos los mexicanos que “abran su corazón y dejemos atrás las muestras de odio, racismo y xenofobia hacia las personas migrantes”.
“Todas y todos pertenecemos a la gran familia de esta Iglesia peregrina, hijas e hijos de un mismo Dios”, dijo.
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