, 31 Mar. 21 (ACI Prensa).- Cerca de dos mil cristianos en Tierra Santa iniciaron la Semana Santa 2021 asistiendo a las tradicionales celebraciones por el Domingo de Ramos.
En la mañana del 28 de marzo, por primera vez como Patriarca Latino de Jerusalén, Mons. Pierbattista Pizzaballa, realizó la procesión de palmas alrededor de la Tumba de Cristo, ubicada al interior de la Basílica del Santo Sepulcro, donde también se encuentra el lugar de la crucifixión; y después, presidió la Misa del Domingo de Ramos.
Según el sitio web del Patriarcado Latino de Jerusalén, la celebración congregó a obispos, sacerdotes y seminaristas del Patriarcado Latino y de la Custodia de Tierra Santa, religiosas y religiosos de diferentes comunidades y a un reducido número de fieles.
Por la tarde, el Patriarca Latino de Jerusalén, con unas dos mil personas, realizó la tradicional procesión desde Betfagé, en el Monte de los Olivos, hasta la Puerta de los Leones, cerca de la Iglesia de Santa Ana en la Ciudad Vieja.
Señalaron que de camino a la Ciudad Vieja, Mons. Pizzaballa se detuvo en el Santuario Dominus Flevit (“El Señor Lloró”), iglesia ubicada sobre el Monte de los Olivos, donde oró por Jerusalén y la bendijo con la reliquia de la Santa Cruz de Cristo, “signo de nuestra redención”.
“Es parte de la misión específica de nuestra Iglesia de Jerusalén orar por esta Ciudad Santa y preservar su vocación de ser una casa de oración para todos los pueblos, donde todos son ciudadanos por igual y donde cada creyente encuentra su propio hogar en ella”, dijo Mons. Pizzaballa.
La procesión continuó luego hasta la Puerta de los Leones, donde el Patriarca dio un mensaje a la multitud, que según la asociación monástica de vida consagrada “Familia Religiosa del Verbo Encarnado”, portaban hojas de olivo y coreaban cánticos religiosos desde varias parroquias de Tierra Santa.
El Prelado recordó que los católicos amamos Jerusalén, porque en ella “están las raíces de nuestra identidad cristiana. Ella representa para cada uno de nosotros el deseo de la reconciliación universal y la paz que Dios desea para toda la familia humana. Y por eso queremos orar y trabajar, para que este deseo y esta profecía se hagan realidad”.
Asimismo, reconoció que aún existen “heridas y divisiones que lamentablemente todavía caracterizan la vida de esta ciudad”, pero subrayó que estas “no deben desanimarnos”, sino “empujarnos con cada vez mayor determinación a dar testimonio de la fe en la victoria de Cristo sobre la muerte, a ser, como Iglesia, signo de unidad y reconciliación”.
“¡No debemos dudar de esto! Para quien tiene fe, la cruz no es signo de derrota y muerte, sino de amor, vida, reconciliación y perdón”. Por esto bendecimos la ciudad con la cruz, para que esté cada vez más marcado por el amor de Cristo, y se convierta en un lugar de encuentro, respeto y acogida recíproca”, subrayó.
En ese sentido, afirmó que no los asustan “los continuos obstáculos de cada día”, ni tampoco “detienen nuestra caridad, ¡nadie piensa que están extinguiendo nuestra alegría de creyentes en Cristo, hijo de David! ¡Hoy nosotros aquí, un pequeño remanente, reafirmamos nuestro compromiso y nuestra determinación de decir 'Sí' a Cristo, y de seguirlo en el camino de la cruz y la redención, el camino del amor y de la vida!”
El Patriarca Latino de Jerusalén también recordó que “en esta Semana Santa, que comienza hoy, recorreremos los momentos destacados de la Pasión y Muerte de Jesús, y también nos uniremos a Él con nuestras muchas pasiones y muertes, las muchas cruces que pesan sobre nuestros hombros”.
No obstante, dijo que además de compartir su Pasión, “¡también queremos encontrarnos con Él, resucitado y vivo en medio de nosotros, y ser testigos de Él en Jerusalén y en todo el mundo!”
“Señor Jesús, tú que con tu Santa Cruz has redimido al mundo, bendícenos a nosotros ya todos los habitantes de esta ciudad nuestra, danos un corazón capaz de amar con tu propio amor y haznos dignos testigos de tu resurrección. Amén”, concluyó.
Mons. Pizzaballa se alegró el poder realizar la procesión del Domingo de Ramos, pues en el 2020 tuvo que suspenderse por la pandemia del COVID-19, y afirmó que “aunque pocos, el gozo y la determinación de aclamar a Cristo como nuestro Rey y Señor es el mismo de siempre”.
Si bien las autoridades israelíes señalaron que a la procesión asistan solo 300 personas, al final participaron cerca de dos mil fieles, sobretodo cristianos extranjeros, algunos migrantes que trabajan y viven en el país, los religiosos y religiosas que sirven en Tierra Santa y algunos habitantes de Jerusalén, señaló el Patriarcado Latino en su sitio web.
Sin embargo, “los cristianos palestinos de Cisjordania y Gaza no pudieron asistir a las ceremonias”, y tampoco estarán presentes “para la Pasión del Señor en Jerusalén, pues no han podido obtener un permiso para visitar y rezar en los lugares santos de Jerusalén, por la propagación del COVID-19 en Tierra Santa desde marzo del año pasado”.
El Patriarcado Latino invitó a los miles de peregrinos cristianos que acuden cada año a Tierra Santa a que se sumen por redes sociales para ver la retransmisión de las celebraciones de Semana Santa, pues el Aeropuerto Ben Gurion permanece cerrado a los que no son ciudadanos de Jerusalén.
“Somos una pequeña representación, pero toda la Iglesia está con nosotros hoy aquí: están los cristianos de las diversas comunidades de la diócesis que no han podido llegar a nosotros debido a las restricciones actuales, y hay cristianos de todo el mundo que, aunque no hayan podido llegar físicamente a nosotros, hoy están orando con nosotros, con el corazón y la mente vueltos a Jerusalén”, dijo Mons. Pizzaballa.
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