, 31 Mar. 21 (ACI Prensa).- Eduardo Faria era un pastor protestante que luego de conocer a Cristo en la Eucaristía dejó todo atrás y se convirtió al catolicismo, el único lugar donde afirma puede encontrar a Jesús Sacramentado.
Este 28 de marzo, durante la Misa de Domingo de Ramos en la Catedral Metropolitana de Santo Antônio (Brasil), Faria realizó su profesión de fe pública ante el Arzobispo de Juiz de Fora, Mons. Gil Antônio Moreira.
Durante la celebración, Faria relató su testimonio de conversión. Dijo que durante 20 años fue parte de una iglesia que hacía trabajo social y de evangelización, pero que no estaba en comunión con la Iglesia Católica.
Faria indicó que fue pastor de esta iglesia protestante durante 10 años, donde desarrolló su “ministerio pastoral de todo corazón, pero fui sorprendido por la verdad, la bondad y la belleza de la Iglesia que fundó Nuestro Señor Jesucristo”.
Su proceso de conversión comenzó al estudiar las Sagradas Escrituras, la historia de la Iglesia y los padres apostólicos. Entonces descubrió “que la Iglesia Católica de hoy es exactamente la Iglesia Católica” que Cristo fundó.
Faria indicó que la belleza de la comunión de los santos, la devoción a la Virgen María y la Sagrada Eucaristía lo atrajeron, por lo que decidió conversar con un respetado teólogo protestante para decirle que abrazaría el catolicismo.
“Él me dijo: ‘Eduardo, no hagas esto, no es necesario, esto es anti-ecuménico, permanece como pastor en tu comunidad, pero con más apertura a la Iglesia Católica. ¿Por qué necesitas ser católico?’”, indicó.
Faria narró que esta pregunta resonó en su mente y corazón, por lo que le dijo: “¿Cómo, después de descubrir todo lo que descubrí, no puedo convertirme en católico? ¿Cómo no alimentarme de Cristo Eucaristía, que viene a mi encuentro y se entrega por mí?”.
“Soy católico por varias razones, pero me convertí porque solamente en la Iglesia Católica me encuentro con Cristo en la Eucaristía, con Jesús Sacramentado", enfatizó.
Faria señaló que su conversión “no fue una decisión fácil” y sabía que perdería muchas cosas, pero recordó la parábola del tesoro escondido, donde un hombre encontró un tesoro escondido en un campo, vendió todo lo que tenía y compró ese campo, “lleno de alegría”.
“Para mí, haber perdido todo lo que perdí no fue absolutamente nada frente al tesoro que encontré, frente a la bondad, la belleza y la verdad de la fe católica”, concluyó.
Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en ACI Digital.
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