
Así lo afirmó este miércoles 9 de septiembre en la Audiencia General que presidió en el claustro de San Dámaso del Palacio Apostólico del Vaticano, donde pronunció una homilía sobre el amor.
Según el Pontífice, la respuesta cristiana a la pandemia de coronavirus, “y a las consecuentes crisis socio-económicas se basa en el amor, ante todo el amor de Dios que siempre nos precede”.
Para el Papa, “el punto más alto de la santidad, digamos así, es amar a los enemigos, y no es fácil. Cierto, amar a todos, incluidos los enemigos, es difícil, ¡diría que es un arte! Pero es un arte que se puede aprender y mejorar”.
“El amor verdadero, que nos hace fecundos y libres, es siempre expansivo e inclusivo. Este amor cura, sana y hace bien. Muchas veces hace más bien una caricia que muchos argumentos, una caricia de perdón y no tantos argumentos para defenderse. Es el amor inclusivo que sana”, aseguró el Papa Francisco.
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