, 05 May. 20 (ACI Prensa).- El P. José Manuel Horcajo es el párroco de San Ramón Nonato en Madrid (España), en donde tienen el comedor social San José de la Obra Social Familiar Álvaro del Portillo.
Con la llegada de la pandemia de coronavirus COVID-19 el P. Horcajo decidió mantener abierto el comedor social a pesar de que no podían estar físicamente los beneficiarios.
Según precisan en la web de la Archidiócesis de Madrid, este párroco pasó de dar 225 comidas diarias a elaborar entre 800 y 900 menús en tres modalidades: bocadillos, catering facilitado por una empresa y comida caliente que se elabora en la cocina del comedor y que los usuarios se llevan en tupper.
Cuando se decretó el Estado de alarma pensaron en cerrar el comedor, pero sabía de las necesidades de quienes viven en esa zona de Madrid y por eso relata a la Archidiócesis de Madrid que decidieron continuar cocinando para que los más vulnerables se pudieran llevar las comidas a sus casas. “Empezó a llegar gente, empezamos a hacer también bocadillos, empezamos a crecer y a establecer diversos modelos de entrega, y aquello nos desbordó de una forma sorprendente”, precisó el P. Horcajo.
Por eso pusieron en marcha una campaña de donativos titulada “En tiempos difíciles te necesitamos más que nunca” en donde pedían desde donativos hasta tuppers, fiambre para los bocadillos o papel para envolverlos. Además de todo lo necesario para la higiene y desinfección, como lejía, amoniaco, guantes, mascarillas y papel higiénico.
Según precisó el sacerdote a Archimadrid, “se ha notado la ayuda, claro que sí. Viene mucha gente del barrio que pasa por delante y ve lo que hay, y directamente aportan su donativo”.
Algo que el sacerdote califica de “milagro”, como el que haya de 30 a 40 voluntarios ayudando entre “cocina, reparto y transporte; o casi el doble si contamos a los Bomberos Sin Fronteras que nos traen productos de Mercamadrid y del Banco de Alimentos, y que tienen asignadas familias para su entrega a domicilio, y a aquellos de la Policía Judicial que también ayudan en esto”.
También cuentan con familias que no deben salir de casa por ser población de riesgo y se les entrega a domicilio.
Además hay voluntarios que se prestan para ir a otras parroquias en su coche y recoger alimentos porque están totalmente “coordinados para que no sobre nada. También hemos hecho un esfuerzo con otros comedores sociales”.
Aunque el P. Horcajo pensaba que con el inicio de la desescalada de las medidas de confinamiento la cifra de asistentes iba a ir bajando, se muestra un poco preocupado ante el futuro. “A ver cómo evoluciona; hoy nos han llegado entre 15 y 20 nuevos. En total, desde que comenzó la epidemia, contando los que ya han dejado de venir y otros que se han ido incorporando, habremos atendido a 1.600 personas”.
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