LOS ÁNGELES, 31 May. 20 (ACI Prensa).- Mons. José Gomez, Arzobispo de Los Ángeles y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés), expresó este 31 de mayo su oración por George Floyd y su familia y aseguró que “el racismo es un pecado y niega lo que Dios quiere para la persona humana”.
Al celebrar la Misa por la Solemnidad de Pentecostés en la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles, Mons. Gomez lamentó que “estamos viviendo en un momento de conflicto y de agitación en nuestra ciudad y en otras ciudades de nuestro país”.
“Queremos orar juntos hoy por George Floyd, quien fue asesinado esta semana, y por su familia. Y oremos por todos los que están trabajando para poner fin a la injusticia del racismo en nuestra sociedad”, dijo.
Tal como quedó registrado en distintos videos, el 25 de mayo un grupo de policías de Minneapolis detuvieron y agredieron a Floyd, afroamericano de 46 años, acusándolo de haber usado un billete falso de 20 dólares en una tienda local y de resistirse a la autoridad.
Uno de los agentes, hoy arrestado y acusado de asesinato y homicidio involuntario en tercer grado, mantuvo su rodilla por varios minutos sobre el cuello de Floyd. El hombre perdió la conciencia y fue llevado por paramédicos a un hospital, donde se le declaró muerto.
El 26 de mayo los cuatro policías involucrados fueron despedidos y el FBI los investiga.
Las protestas han dejado decenas de heridos y muertos, entre ellos un agente policial y dos manifestantes. En un esfuerzo por contener las protestas, se ha decretado toques de queda en más de 20 ciudades de Estados Unidos, mientras que la Guardia Nacional ha sido desplegada en más de una docena de estados y en Washington D.C.
El Presidente de la USCCB lamentó que “es una triste verdad que hemos tolerado el racismo por mucho tiempo ya en Estados Unidos. Pero esto no es lo que Dios quiere”.
“Pentecostés, esta gran fiesta que celebramos hoy, nos muestra la verdad sobre el propósito y el plan de Dios para nuestra familia humana. Como escuchamos en la primera lectura, durante Pentecostés, en Jerusalén había hombres y mujeres de ‘toda nación bajo el cielo’”.
El Prelado recordó que cuando el Espíritu Santo descendió sobre Santa María y los apóstoles “todos comenzaron a hablar en ‘distintas lenguas’. Y todos los que estaban en Jerusalén en ese tiempo pudieron entender lo que decían, ‘cada quien en su propia lengua materna’”.
“Este es el bello sueño de nuestro Creador para la raza humana”, señaló.
Mons. Gomez aseguró que “cuando Dios nos mira, Él ve más allá del color de nuestra piel, o de los países de donde venimos, o del idioma que hablamos. Dios solo ve a sus hijos, a sus amados hijos y a sus amadas hijas”.
El Arzobispo de Los Ángeles señaló luego que “Jesús está enviando a cada uno de nosotros a propagar el mensaje de la paz, de persona a persona, de corazón a corazón. Hoy más que nunca, necesitamos un espíritu para hacer la paz y para buscar soluciones no violentas para nuestros problemas”.
“La paz que Jesús nos da no es una falsa paz de quienes aceptan la injusticia debido al miedo o para evadir problemas o confrontaciones”, indicó, sino que “l es algo que tenemos que construir, algo que tenemos que ‘hacer’”.
“Significa trabajar para ayudar a las personas a ver otro punto de vista, a ver el otro lado del argumento. Significa estar siempre trabajando para construir la confianza, para promover el entendimiento, y para alentar el perdón y la amistad”, señaló.
Mons. Gomez subrayó que “la paz es uno de los ‘frutos’ del Espíritu Santo, en esta gran fiesta del Espíritu Santo, oremos hoy por los dones del Espíritu, por los frutos de Su Espíritu”.
“Oremos hoy para recibir al Espíritu Santo y renovemos nuestra conciencia de Su presencia en nuestras vidas”, alentó, “y pidámosle en forma especial al Espíritu Santo que nos traiga ese fuego a nuestros corazones y a nuestras vidas para que podamos ser mejores testigos y más fuertes constructores de la paz en estos momentos desafiantes para nuestra sociedad”.
“También sigamos orando por todos aquellos que están enfermos por el coronavirus y por todos los valientes hombres y mujeres que siguen trabajando para cuidarlos”, expresó.
“Y pidamos por la intercesión de María nuestra Santa Madre, quien es la Madre de la Iglesia y la Reina de la Paz”, añadió. “Que ella nos ayude a seguir el camino de la no violencia y a encontrar la fuerza para eliminar el racismo de nuestros corazones y para que trabajemos para construir una sociedad por la vida, la libertad y la igualdad para todos”, concluyó.
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