, 26 Jun. 19 (ACI Prensa).- Con motivo del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, la comisión episcopal a cargo del tema en Argentina alentó a promover el deporte para combatir el flagelo de la droga.
“Estamos en una carrera contra la cultura de la muerte para hacerles llegar a nuestros chicos una pelota antes que la droga”, expresó la Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA).
La comisión recordó que de los 11,8 millones de menores de edad, el 41,2% vive en pobreza estructural y el 63,4% de ellos está privado de algún derecho.
La comisión episcopal indicó que en un año 600 mil niños más cayeron en la pobreza, de los cuales 590 mil chicos son indigentes y la dura situación económica actual hace que pocos clubes de barrio puedan abrir sus puertas.
Aún “ante tamaña crisis es necesario multiplicar espacios de contención y cuidado de la vida”, aseguró la pastoral de adicciones.
A la Iglesia local los invitó a ser “más abiertos, comprometidos y presentes en la búsqueda, conservación y multiplicación de puntos deportivos, de tal modo que no se les quiten más cosas a nuestros niños y jóvenes”.
Al mismo tiempo exigió al Estado poner en marcha las leyes “para formalizar y reactivar comisiones y clubes” deportivos en los barrios.
“Soñamos un deporte para todos, en el que nadie se quede afuera. Estamos convencidos de que el deporte es práctica de dignidad humana, vehículo de fraternidad y medio de trabajo para la no violencia”.
A su turno, la Acción Católica Argentina, manifestó en un comunicado que es una “tarea fundamental” “el acompañamiento cercano a todos, pero especialmente a quienes se encuentran más vulnerables”.
Si bien, el “papel del Estado es primordial” en la lucha contra las drogas, “nuestros grupos son lugares privilegiados para charlar sobre estos temas e identificar posibles situaciones que debamos atender”.
En ese sentido, la institución alentó a “estar cerca de las familias, apoyándolas en la formación de los hijos y generando si fuera necesario espacios de orientación y acompañamiento ante situaciones que pudiesen darse”.
“Abrazar todas las vidas, implica estar abiertos a recibir a todos y ayudarlos a sobrellevar sus debilidades”, concluyó.
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