SANTIAGO, 08 Jul. 18 (ACI Prensa).- El P. Cristián Castro, rector del Seminario Pontificio Mayor de Santiago y recién nombrado Vicario para el Clero de la Arquidiócesis, reflexionó sobre las vocaciones y la vida sacerdotal en medio de la crisis que vive la Iglesia en Chile y sostuvo que la esperanza es fundamental para salir adelante.
La Iglesia en Chile vive una profunda crisis debido a los casos de abuso sexual, de poder y conciencia cometidos por miembros del clero. Ante la situación el Papa Francisco ha anunciado algunas medidas que a corto y mediano plazo permitirán restablecer la justicia y la comunión eclesial además de desterrar la cultura del abuso y del encubrimiento.
En conversación con ACI Prensa, el rector del Seminario Pontificio Mayor manifestó que “los tiempos difíciles hay que vivirlos y enfrentarlos con madurez, humildad, justicia y con una gran cuota de esperanza”.
“Uno puede orar y prestar toda la riqueza humana que pueda para hacer crecer la esperanza” porque “vamos a salir adelante en bien de la Evangelización, en bien de mostrar a Jesucristo y en bien de la dignificación de la persona”, agregó el sacerdote.
En cuanto a las vocaciones, el P. Castro manifestó que “la crisis de la Iglesia afecta las vocaciones, pero no las anula” ya que “el Señor sigue llamando aún en medio de las dificultades”.
“El desafío grande de nuestro tiempo es saber cómo acompañar las vocaciones y permitir que se desarrollen para que puedan responder al Señor”.
En ese sentido, el sacerdote explicó hay que estar atentos a los espacios cotidianos como la familia, las amistades, los centros educativos y otros espacios donde se produce la inquietud vocacional.
Por otra parte, el P. Castro sostuvo que este es un tiempo de aprendizaje necesario para continuar con la implementación de espacios seguros y libres de cualquier tipo de abuso, acciones que viene realizando el “Consejo Nacional de Prevención de Abusos sexuales a menores de edad y acompañamiento a las víctimas”.
El rector aseguró que “se ha hecho mucho pero no es suficiente” y recordó que “mediáticamente es muy duro cuando aparecen las situaciones abusos en la Iglesia” pero “la mayor cantidad de abusos no se da en la Iglesia” sino en la familia y “es un drama social que también afecta a la Iglesia”.
“Debemos estar muy atentos a cualquier síntoma o acontecimiento que nos alerte sobre una situación abusiva. Tenemos que escuchar y valorar al ser humano en su dignidad como lo pide el Papa que nos pide pasar de la cultura del abuso y del encubrimiento, a la cultura del entendimiento, del encuentro y del buen trato”, afirmó.
En cuanto a la formación inicial de los futuros sacerdotes, el P. Castro aseguró que se han abierto espacios de diálogo franco y también, se ha trabajado un plan formativo integral en conjunto con los otros cinco seminarios de Chile que está en revisión de la Conferencia Episcopal de Chile.
En cuanto a la formación permanente, el nuevo Vicario para el Clero manifestó que “se ha hecho una buena formación pero no es suficiente por eso seguiremos avanzando y profundizando en esta materia”.
“El trabajo es desafiante porque implica acompañar de la mejor forma la vida de los sacerdotes y diáconos de la arquidiócesis”.
“En esta etapa está en juego el cuidado de la persona. Porque el religioso hace una labor muy importante, pero también implica un desgaste físico, emocional, psicológico y espiritual”, aseguró el P. Castro.
Frente al hostigamiento que viven algunos sacerdotes sin tener participación ni culpa en los casos de abuso, el Vicario para el Clero de Santiago los llamó a “la calma, la paciencia y la paz interior”.
Asimismo, tuvo palabras de gratitud hacia los laicos que viven situaciones de cuestionamiento y burla en sus trabajos, familias y vecindarios.
“Siento una gratitud inmensa por el laico que da la cara ante la Iglesia y en favor de la Iglesia. Al laico de todos los días que ama a Cristo y a su Iglesia y tiene que poner la cara”, afirmó.
“Tal vez la misión de hoy sea una misión silenciosa, de paciencia, como el grano de mostaza: Esa parábola nos ayuda a comprender cuál es el camino”, “entregando la semilla de la palabra en forma personal, con mucha perseverancia, insistencia y amabilidad”.
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