BARI, 07 Jul. 18 (ACI Prensa).- El Papa Francisco reclamó a los poderes financieros y políticos el fin de los abusos sobre las tierras y pueblos de Oriente Medio para la obtención de beneficios egoístas que benefician a unos pocos en detrimento de los más pobres: “¡Basta de usar a Oriente Medio para obtener beneficios ajenos a Oriente Medio!”, clamó.
Al finalizar la oración conjunta en el paseo marítimo de Bari, Italia, para pedir por la paz en Oriente Medio, este sábado 7 de julio, el Papa Francisco mantuvo con los Patriarcas y jefes de las Iglesias Orientales, Católicas y Ortodoxas, una reunión a puerta cerrada en la Basílica de San Nicolás.
Antes de abandonar la Basílica, el Pontífice pronunció algunas palabras a modo de conclusión. En ellas, Francisco denunció la sangría que afecta a Oriente Medio desde hace años y aseguró que “la paz no vendrá gracias a las treguas sostenidas por muros y pruebas de fuerza, sino por la voluntad real de escuchar y dialogar”.
El Santo Padre señaló la responsabilidad de los diferentes poderes que actúan en esas tierras para poner fin a la violencia y al enfrentamiento de la población. “Para ello es esencial que quien tiene el poder se ponga decidida y sin más dilaciones al servicio verdadero de la paz y no al de los propios intereses”.
El Papa exclamó: “¡Basta del beneficio de unos pocos a costa de la piel de muchos! ¡Basta de las ocupaciones de las tierras que desgarran a los pueblos! ¡Basta con el prevalecer de las verdades parciales a costa de las esperanzas de la gente! ¡Basta de usar a Oriente Medio para obtener beneficios ajenos a Oriente Medio!”.
“La guerra es la plaga que trágicamente asalta esta amada región. Quien lo sufre es sobre todo la gente pobre. Pensemos en la martirizada Siria. La guerra es hija del poder y la pobreza. Se vence renunciando a la lógica de la supremacía y erradicando la miseria”.
Francisco resaltó que “muchos conflictos han sido fomentados también por formas de fundamentalismo y fanatismo que, disfrazados de pretextos religiosos, han blasfemado en realidad el nombre de Dios, que es paz, y han perseguido al hermano que desde siempre ha vivido al lado”.
No obstante, es fanatismo no habría sido capaz de causar tanto daño sin la ayuda de la industria armamentística: “La violencia se alimenta siempre de las armas”, recordó el Papa.
En este sentido, denunció la actitud hipócrita de muchas naciones que, al mismo tiempo que se comprometen con la paz, continúan vendiendo armas a países en guerra o que promueven guerras: “No se puede levantar la voz para hablar de paz mientras a escondidas se siguen desenfrenadas carreras de rearme. Es una gravísima responsabilidad que pesa sobre la conciencia de las naciones, especialmente de las más poderosas”.
“No convirtamos las tierras de Oriente, donde apareció el Verbo de paz, en oscuras extensiones de silencio. Basta de contraposiciones obstinadas, basta de la sed de ganancia, que no se detiene ante nadie con tal de acaparar depósitos de gas y combustible, sin ningún cuidado por la casa común y sin ningún escrúpulo en que el mercado de la energía dicte la ley de la convivencia entre los pueblos”.
En contraposición, pidió que “para abrir caminos de paz, se vuelva la mirada hacia quien suplica poder vivir fraternalmente con los demás. Que se proteja la presencia de todos no solo de los que son mayoría. Que se abra también de par en par en Oriente Medio el camino del derecho a una común ciudadanía, camino para un futuro renovado. También los cristianos son y han de ser ciudadanos a título pleno, con los mismos derechos”.
El Papa concluyó su discurso reclamando que “Oriente Medio no sea más un arco de guerra tensado entre los continentes, sino un arca de paz acogedora para los pueblos y los credos”.
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