, 03 Ago. 23 (ACI Prensa).- La joven estudiante de 25 años, Mahoor Kaffashian, traslada al Papa cómo ha aprendido la virtud de la fortaleza a través de su complicada vida: “Tengo fe, fuerza y coraje”. Nacida en Irán, fue refugiada en Ucrania, donde le sorprendió la guerra.
Esta experiencia le hizo sentir “como una superviviente”, pese a lo cual mantiene la fe —”soy creyente”— y reconoce que debe su esperanza en el futuro a la Universidad Católica Portuguesa que la acogió.
La joven describió cómo ha experimentado “la constante sensación de estar sin hogar, sin familia, sin amigos” y que, tras quedarse “sin casa, sin universidad, sin dinero” ha descubierto el concepto de fortaleza.
“No significa que no me sienta cansada, agotada y abatida por el dolor y la pérdida; sólo que tengo la fuerza, la fe y el coraje para seguir adelante”, explicó.
En el marco del encuentro del Pontífice con la comunidad universitaria, que es parte de la Jornada Mundial de la Juventud, otros tres alumnos compartieron sus inquietudes.
Intuiciones de Laudato siAsí, el lisboeta Tomás Virtuoso, estudiante de Teología y Máster en Economía, expresó cómo considera que a su generación “se le pide que no ignore las muchas intuiciones que nos ofrece Laudato si”, que resumió en cinco aspectos.
El primero, “aportar lo mejor de la ciencia, confiando en el don divino de la razón, para seguir encontrando soluciones eficaces a los retos que afrontamos”. En segundo lugar, subrayó la idea de “rechazar el progreso tecnológico que no tenga una fuerte raíz ética y espiritual, que no garantice el respeto de la dignidad inviolable de la persona y de toda la creación”.
El estudiante también quiso poner el foco sobre la necesidad de “vivir según las exigencias del bien común, principio estructurador de la doctrina social de la Iglesia”. Esta idea se conecta con la invitación “a una conversión de vida” y a “una participación política y social más comprometida, que pone en el centro la opción preferencial por los pobres”.
La última intuición rescatada por Tomás Virtuoso de la encíclica Laudato sí es la llamada a los jóvenes católicos “a afirmar sin miedo que no es posible una auténtica ecología integral sin Dios, que no puede haber futuro en un mundo sin Dios”.
“Sé que Dios es joven”En su turno, Mariana Craveiro, de 21 años, relacionó su intervención con el Pacto Mundial por la Educación impulsado por el Papa Francisco.
Mariana ingresó en la universidad en plena pandemia. Desde su experiencia solidaria, expresó cómo logró “una comprensión más integradora de los temas curriculares y más certeza sobre la responsabilidad cívica que conlleva la educación”.
Este aprendizaje le lleva a decir al Papa: “Quiero ser protagonista del cambio y no una joven en la ventana viendo pasar el mundo”, con el objetivo de poner la profesionalidad en el camino de “ayudar a escribir nuevas historias y paradigmas para un mundo más justo y creyente”.
“Los jóvenes tenemos un gran deseo de contagiar a los demás y mostrarles que vale la pena arriesgarse con Dios. Sé que Dios es joven y lo veo cada día en cada uno de nosotros”, concluyó.
Filosofía, remedio del desarraigo culturalTambién tomó la palabra Beatriz Ataíde, estudiante de Filosofía que se siente llamada a “ayudar a levantar los corazones heridos por el pecado” tras un largo discernimiento y su “conversión tardía”.
La joven de 27 años señaló que “la filosofía surge como el camino a través del cual Dios me permite asumir cada vez más este cuidado por mis hermanos y por mi misma, por los que tanto sufre Jesucristo”.
De esta disciplina académica destacó que sirve “para trabajar las virtudes, pero también para crear lazos de amistad en la búsqueda común de la Verdad, que es Cristo, y para combatir el desarraigo cultural”.
0 comentarios:
Publicar un comentario