, 13 Feb. 22 (ACI Prensa).-
Este 13 de febrero se cumplen 17 años de la muerte de una de las videntes de Nuestra Señora de Fátima, la Sierva de Dios Hermana María Lucía de Jesús y del Inmaculado Corazón, más conocida como Sor Lucía.
En la Misa que presidió este domingo en el Santuario de Fátima en Portugal, el rector del lugar, el P. Carlos Cabecinhas recordó a Sor Lucía y pidió rezar por el avance de su proceso de beatificación.
El sacerdote destacó el “ejemplo iluminador” de confianza en Dios y la vivencia de las Bienaventuranzas por parte de los pastorcitos y videntes de Fátima.
“Ellos también eran pobres, pasaron por pruebas, lloraron en las dificultades, sintieron la persecución y se confiaron totalmente a las manos de Dios. Siempre han encontrado refugio en Dios, a través del Inmaculado Corazón de María”, resaltó el rector.“Las Bienaventuranzas son la proclamación del primado del lugar único que Dios debe ocupar en nuestra vida y son, por tanto, una invitación a preguntarnos por el lugar que le damos en nuestra vida cotidiana”.
“Nuestra Señora es el ejemplo perfecto de esta bienaventuranza de quien da a Dios el primer lugar. Es feliz, como la proclamó Isabel en la visitación, porque creyó y confió en Dios; escuchando, meditando y viviendo la Palabra de Dios; porque siempre contó con Él durante toda su vida”, aseguró el rector del Santuario de Fátima.
Lucía Rosa dos Santos nació en Aljustrel (Portugal), el 28 de marzo de 1907, y fue bautizada dos días después. En sus Memorias informa que en 1915 tuvo por primera vez visiones de una especie de nube, con forma humana, en tres ocasiones diferentes, cuando estaba con otros amigos.
Desde el año siguiente, Lucía y sus primos, los santos Francisco y Jacinta Marto, recibieron las manifestaciones del Ángel de Portugal.
El 13 de mayo de 1917, la Virgen María se apareció a los tres pastorcitos y, a partir de entonces, sus vidas se transformaron por completo. Los niños aceptaron el llamado de Nuestra Señora, comenzaron a rezar el rosario diariamente, a hacer penitencias por los pecadores y, durante seis meses, siempre el día 13, asistieron al lugar donde la Virgen se les apareció.
Además, Lucía, Francisco y Jacinta fueron constantemente cuestionados sobre lo que vieron y acusados de mentir e inventar eventos. Sin embargo, nada de esto desanimó la fe de esos niños, que se mantuvieron firmes en su amor por Dios y a Nuestra Señora.
Después de la última aparición del 13 de octubre de 1917, Lucía se retiró al Asilo de Vilar, por consejo del Obispo de Leiria (Portugal), Mons. José Alves Correia da Silva, comenzando así una vida retirada del mundo.
El 5 de enero de 1922 escribió el primer relato de las apariciones, y el 8 de julio de 1924 respondió, en Oporto, al interrogatorio oficial de la Comisión Canónica Diocesana designada por Mons. José Alves Correia da Silva sobre los acontecimientos de Fátima.
Más tarde, en 1925, Lucía ingresó a la Congregación de Santa Doroteia, en España, donde tuvieron lugar las apariciones de Tuy y Pontevedra, las apariciones de la Santísima Trinidad, de Nuestra Señora y del Niño Jesús.
Deseando una vida de mayor recogimiento para responder al mensaje que la Señora le había confiado, ingresó al Carmelo de Coímbra (Portugal) en 1948, donde se entregó más profundamente a la oración y al sacrificio y tomó el nombre de la Hermana María Lucía de Jesús y el Corazón Inmaculado.
Fue en este Carmelo que Sor Lucía murió el 13 de febrero de 2005. Actualmente, sus restos están enterrados en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, en el Santuario de Fátima, desde el 19 de febrero de 2006.
Tres años después de la muerte de Sor Lucía, el 3 de febrero de 2008, el Cardenal José Saraiva Martins, entonces prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, anunció, en el Carmelo de Coímbra, que el Papa Benedicto XVI había aceptado del Obispo de Coímbra, Mons. Albino Cleto, y numerosos fieles de todo el mundo, que fuese dispensado el período canónico de espera de cinco años para la apertura del proceso de beatificación de la vidente, autorizando su anticipación.
La fase diocesana del proceso fue abierta por Mons. Albino Cleto, el 30 de abril de 2008, y su conclusión fue anunciada el 13 de enero de 2017. La sesión solemne de cierre del proceso tuvo lugar el 13 de febrero de 2017, nueve años después de su inicio y 12 años después de la muerte de la vidente.
El proceso de canonización de la Hermana Lúcia está actualmente bajo la competencia directa de la Santa Sede y el Papa.
Traducido y adaptado por Liliana Montes. Publicado originalmente en ACI Digital.
0 comentarios:
Publicar un comentario