, 15 Nov. 19 (ACI Prensa).- Al concluir la 119ª Asamblea Plenaria, los obispos y administradores apostólicos en Chile alentaron a un gran día de oración el próximo 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, para dar una respuesta concreta desde la fe a la situación que vive el país.
“¡Los animamos a confiar en el Señor que viene y a revestirse de esperanza en el próximo tiempo de Adviento! Con mucha fuerza los invitamos a intensificar a nivel nacional cuatro expresiones de nuestra fe, como parte de nuestra respuesta a la situación que vive el país”, expresaron en un videomensaje.
“Invitamos a vivir en todo el país y en cada diócesis un gran día de oración por Chile el próximo 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, en que consagraremos el país a la protección maternal de la Virgen María en todas nuestras celebraciones eucarísticas, rezando la Oración por Chile”.
“La oración incansable por la paz y la justicia fundada en la verdad y la caridad”, por eso “preparemos nuestro espíritu durante este mes de María incrementando nuestra plegaria por nuestro pueblo y haciendo penitencia por nuestros pecados personales y sociales que han contribuido a las injusticias y la violencia”, agregaron.
Otra acción que alentaron los obispos fue la “participación activa en diálogos, cabildos y toda instancia de la sociedad civil que ayude a expresar opiniones y propuestas para el proceso de una nueva Constitución y para un nuevo pacto social, en un clima de respeto y amistad cívica. Nuestra fe puede iluminar enormemente el momento que vivimos”, aseguraron.
En tercer lugar, animaron la disposición al servicio “al estilo de Jesús: escuchando, socorriendo, brindando acogida, contención emocional, comprensión y consuelo y desarrollando diversas iniciativas solidarias por los más pobres y vulnerables”.
Los obispos también alentaron seguir con el “proceso de discernimiento para la renovación eclesial, abriendo el corazón a los signos de los tiempos que nos interpelan fuertemente, para así descubrir lo que Dios quiere para Chile y la Iglesia al servicio de todos”.
Los obispos y administradores apostólicos de Chile se reunieron entre el 11 y 15 de noviembre en Santiago para analizar la difícil situación que atraviesa el país y la realidad pastoral, entre otros temas.
En ese sentido, expresaron que “ha habido autoridades, dirigentes, empresarios y líderes políticos y sociales que no han estado a la altura del servicio y responsabilidades que deben cumplir en la vida social. También nosotros, en la Iglesia, hemos defraudado a muchos chilenos, siendo causa de escándalo y dolor”.
Respecto a la violencia, manifestaron que les estremece los rostros “violentados de niños, mujeres, jóvenes y servidores públicos, así como las vidas humanas que se han perdido y las personas gravemente heridas”.
“Nos impacta la destrucción material de edificios públicos y privados, incluso de lugares de culto, llamados a ser espacios de paz y de oración. Nos preocupa gravemente la sensación de incertidumbre y miedo, la angustia de mucha gente por no saber qué ocurrirá mañana”.
La noche anterior al término de la Asamblea, los parlamentarios de todas las bancadas, excepto el Partido Comunista y la Federación Regionalista Verde Social (FRVS) anunciaron el acuerdo para redactar una nueva Constitución.
Esta solicitud ha sido uno de los pilares de las manifestaciones sociales, junto a las otras demandas para mejorar las políticas públicas que permitan una vida digna para todos.
Para lograr esto los parlamentarios propusieron realizar un plebiscito ciudadano para abril de 2020; la elección de una “convención constituyente”, compuesta por ciudadanos, parlamentarios y otros, para trabajar la nueva Carta Magna; entre otros puntos.
“Estamos conociendo noticias esperanzadoras para Chile”, “es un gesto generoso que nos suscita esperanza. Confiamos en que el nuevo pacto social se consolide para que abra caminos que realmente nos ayuden a superar las brechas entre hermanos”, expresaron.
En su deseo por lograr la justicia y la paz, los Obispos pidieron la bendición de Dios para la patria y la gracia de “construir una gran nación de hermanos, donde cada uno tenga pan, respeto y alegría”, finalizaron.
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