CIUDAD DE MÉXICO, 27 Nov. 19 (ACI Prensa).- La serie Hermano Narco, producida por el Centro Católico Multimedial, se encuentra a pocos días de estrenar su tercer capítulo y su director, el P. Omar Sotelo, reflexiona sobre la posibilidad de rescatar los “resquicios de humanidad” de los sicarios que sirven al crimen organizado.
El tercer episodio de Hermano Narco, titulado “Porque no somos animales”, fue presentado recientemente en el 15º Festival Internacional de Cine con Valores en Guadalajara, y estará disponible en las redes sociales y YouTube del Centro Católico Multimedial desde el 1 de diciembre.
“Las historias que estamos contando en Hermano Narco son historias reales”, explicó el P. Sotelo a ACI Prensa. La serie, añadió, busca ser “un instrumento” que “va dirigido a todas estas personas que, lamentablemente, han caído en este círculo del crimen organizado y de la violencia”.
“De ahí también el nombre, Hermano Narco, que surge de la influencia de San Francisco de Asís, en esta historia del lobo que ataca la comarca, y San Francisco lo busca y le dice ‘hermano lobo’”, señaló.
Advertencia: Las imágenes podrían herir la sensibilidad del lector.
México se encuentra sumergido en una espiral de violencia que parece inacabable. De acuerdo a cifras oficiales, desde 1990 decenas de miles han muerto cada año. En 2018, en el punto más alto de la violencia, se contabilizaron 35.964 homicidios.
Desde enero hasta el 26 de noviembre de 2019, según cifras del Gobierno de México, se han registrado 25.923 homicidios en el país.
En el listado anual que elabora el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal A.C., 15 ciudades mexicanas figuran dentro de las 50 más violentas del mundo. Dos de ellas, Tijuana, en el estado de Baja California, y Acapulco, en Guerrero, ocuparon el primer y segundo lugar, respectivamente.
El P. Omar Sotelo y el equipo de producción de los tres primeros episodios son conscientes de que “a mucha gente no le gusta” la idea de llamar hermano al narcotraficante, a quien “asesinó, al que violó, al que ultrajó, al que destazó, tantas atrocidades”.
“Pero en el fondo somos hermanos y este es el gran sentido que buscamos. Queremos llamarle hermano precisamente para que nos vea también como hermano y darle este mensaje: ya no asesines más a tus propios hermanos, a tu propia sangre”.
“Buscar y acercarnos a ese vestigio de humanidad, posiblemente pequeño, pero que existe”, añadió.
Precisamente, destacó, en el último episodio de Hermano Narco “la víctima trata de re humanizar a su victimario a través de la esperanza, a través del perdón”.
El P. Sotelo, que también dirigió “Tragedia y Crisol del Sacerdocio en México”, documental basado en el libro de investigación producido por el Centro Católico Multimedial que recoge los casos de asesinato y persecución de sacerdotes y religiosos en el país, indicó que Hermano Narco surgió de las experiencias y contactos que tuvo con integrantes del mundo criminal así como con sus víctimas.
Uno de esos encuentros, recordó, fue con un joven de alrededor de 20 años, que “había sido reclutado como sicario en una organismo de este tipo y lo habían apresado. Él quería hablar con alguien, con un sacerdote”.
“Tuve la oportunidad de hablar con él. Cuando te das cuenta de toda la historia, sus experiencias, de cómo a lo largo de esa vida, reclutado, fue deshumanizado, verdaderamente le quitaron su infancia, su juventud, a tal grado que me contaba que cuando llegaba a cometer algún crimen pensaba que no lo cometía con una persona sino con una cosa, un objeto”.
Para el P. Sotelo, casos como el de ese joven revelan que “en el fondo, muy en el fondo, aún quedan esos resquicios de humanidad, que si los notas, si los sientes, creo que podrían ser salvados”.
“Así como tuvo un proceso de deshumanización podría haber, no solo para él sino para muchos, un proceso de rehumanización”, destacó.
Otro tema importante de la serie es el perdón, y el P. Sotelo recordó un encuentro con una madre de familia en una ceremonia de exequias de un joven asesinado durante una fiesta. Al terminar las oraciones, la mujer se acercó al féretro y le dijo al sacerdote que “aquí, ante el cuerpo de mi hijo, delante del Señor, yo le digo que perdono al asesino de mi hijo, porque no quiero más muertos, más hijos muertos”.
“El perdón, históricamente, ha removido, ha tirado las barreras de los odios, de la indiferencia. Lo hemos visto en Sudáfrica, en Ruanda, en otros momentos de la historia de la humanidad, en que el perdón puede evitar y tratar de destruir estas situaciones de violencia”, dijo.
El sacerdote subrayó que “ni los criminales ni ningún individuo nace odiando. Nadie nace odiando, delinquiendo. Es un proceso de deshumanización, de llenarse de corrupción, de alejarse incluso de los valores de la vida propia, lo que lleva a mucha gente a los extremos más tremendos que hemos visto, y los efectos de la violencia que nosotros ya constantemente vivimos en el país”.
“Son efectos de gente que lamentablemente perdió todos los parámetros de valores, de humanidad. Sin embargo queda un resquicio y es ahí donde queremos llegar con Hermano Narco”.
El P. Sotelo destacó también la importancia de mantener viva la esperanza, pues sin ella, “si no tuviéramos este deseo de transformar el entorno en el que vivimos, creo que esta sociedad ya se hubiera colapsado, no solo por mí sino por mucha gente”.
“Una de las esencias básicas del cristianismo es la esperanza. Nosotros somos profetas no de mal agüero. Si hablamos de estos temas no es para afligir a la gente. Al contrario, somos profetas de esperanza”, indicó.
“Todos aquellos que seguimos a Jesucristo sabemos que hablar de esperanza es la mejor forma de ir trazando un camino o ir renovando un camino que ha sido complicado en los últimos años”, dijo.
Para el director del Centro Católico Multimedial, con Hermano Narco buscan poner “un granito de arena y hablar de esperanza a este pueblo que la necesita y no merece vivir lo que está viviendo”.
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