VATICANO, 25 Ene. 22 (ACI Prensa).- El Papa Francisco presidió este 25 de enero el tradicional rezo de las Vísperas en la Basílica de San Pablo extramuros de Roma con motivo de la fiesta de la Conversión de San Pablo y de la conclusión de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos y destacó el testimonio de esperanza de los cristianos en Medio Oriente.
El Santo Padre señaló que “estos hermanos y hermanas nuestros tienen muchos desafíos difíciles que afrontar y, sin embargo, con su testimonio nos dan esperanza, nos recuerdan que la estrella de Cristo sigue brillando en las tinieblas y no se apaga”.
Este testimonio, continuó, nos muestra “que el Señor desde lo alto acompaña y alienta nuestros pasos. Alrededor de Él, en el cielo, brillan juntos, sin distinciones de confesión, muchísimos mártires, que nos indican a los que estamos en la tierra, un camino preciso, el de la unidad”.
Al inicio de la celebración, el Santo Padre rezó en silencio ante la tumba de San Pablo acompañado por el presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, Cardenal Kurt Koch y de dos representantes de otras confesiones cristianas: el metropolitano ortodoxo Polykarpos Stavropoulos, del Patriarcado Ecuménico de Italia y Malta; y el obispo anglicano Ian Ernest, representante personal del arzobispo de Canterbury ante la Santa Sede.
Tras la oración de las Vísperas entonadas por un coro de monjes Benedictinos y por el coro de la Capilla Sixtina, el Pontífice pronunció su homilía, basada en el tema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2022 “Nosotros hemos visto aparecer su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo”.
En esta línea, el Papa invitó a caminar juntos “apoyándonos recíprocamente, como lo hicieron los Magos”, porque “el Señor quiere que confiemos los unos en los otros y que caminemos juntos, a pesar de nuestras debilidades y nuestros pecados, a pesar de los errores del pasado y las heridas recíprocas”.
Luego, el Santo Padre alentó a seguir también nosotros “la estrella de Jesús” y añadió: “no nos dejemos deslumbrar por los resplandores del mundo, estrellas esplendentes pero fugaces”.
“No sigamos las modas del momento, meteoros que se apagan; no caigamos en la tentación de brillar con luz propia, o sea de encerrarnos en nuestro grupo y salvaguardarnos a nosotros mismos”, animó.
“Que nuestra mirada esté fija en el cielo, en la estrella de Jesús. Sigámoslo a Él, a su Evangelio y a su invitación a la unidad, sin preocuparnos de lo largo y difícil que será el camino para alcanzarla plenamente”, exhortó.
Para ello, el Santo Padre instó a pedir al Señor “la valentía de la humildad, único camino para llegar a adorar a Dios en la misma casa y en torno al mismo altar” y lamentó “¡Cuántas veces el orgullo ha sido el verdadero obstáculo para la comunión! Los Magos tuvieron el valor de dejar en casa prestigio y reputación, para abajarse en la pobre casita de Belén; fue así como se llenaron de una inmensa alegría”, advirtió.
Dones de los MagosAsimismo, el Papa reflexionó sobre el significado de los dones que entregaron al Niño Jesús los Magos, que “simbolizan lo que el Señor quiere recibir de nosotros”.
En primer lugar, el Santo Padre dijo que “a Dios hay que ofrecerle el oro, el elemento más valioso, es decir, se le da el primer lugar”.
“Es a Él a quien debemos mirar, no a nosotros; a su voluntad, no a la nuestra; a sus caminos, no a los nuestros. Y si el Señor está realmente en el primer lugar, entonces nuestras opciones, incluso las eclesiásticas, ya no pueden basarse en las políticas del mundo, sino en los deseos de Dios”, .
Además, el Papa explicó que el incienso “nos recuerda la importancia de la oración, que sube a Dios como perfume agradable” por lo que invitó “no nos cansemos, pues, de rezar los unos por los otros y los unos con los otros”.
Después, el Santo Padre dijo que “la mirra, que se usará para honrar el cuerpo de Jesús depuesto de la cruz, nos recuerda la necesidad de cuidar la carne sufriente del Señor, desgarrada en los miembros de los pobres” y pidió “sirvamos a los necesitados, sirvamos juntos a Jesús sufriente”.
Por último, el Papa señaló que este año el subsidio de oración lo preparó el Consejo de las Iglesias de Medio Oriente, una región que “nos hace pensar también en los cristianos que viven en varias regiones diezmadas por la guerra y la violencia” y destacó su testimonio de esperanza.
Por su parte, después del rezo de las Vísperas, el presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianosss, Cardenal Kurt Koch, agradeció al Papa por presidir este momento de oración ecuménica.
Al comentar el tema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2022, el Cardenal Koch resaltó que, así como “los Magos de Oriente se pusieron en marcha y siguieron la estrella que anunciaba el nacimiento del Señor”, también nosotros cristianos “compartimos y profesamos la creencia común de que la verdadera luz brilló en Jesucristo”.
“Del mismo modo, los cristianos también podemos avanzar en el camino de la unidad si no seguimos nuestras ‘propias estrellas personales’, sino volviéndonos juntos hacia la luz que se nos ha dado en Jesucristo”.
Finalmente, el Pontífice impartió su bendición y saludó a algunos de los representantes de las diversas confesiones cristianas presentes en la Basílica de San Pablo y a los monjes benedictinos de la abadía de San Pablo.
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