Dakota del Norte, 26 Oct. 21 (ACI Prensa).- Un reconocido sacerdote exorcista de Estados Unidos explicó que el demonio odia “todo lo bello” y santo, y por ese motivo, también odia las campanas que doblan durante la celebración de la Misa, así como las que él utiliza durante los rituales de exorcismo.
“El diablo odia todo lo bello y las campanas se usan específicamente para llamar la atención sobre la adoración divina de Dios. Los demonios odian las campanas, la cuales utilizo en sesiones (de exorcismo) todo el tiempo”, confirmó el P. Theophilus a la periodista del National Catholic Register, Patti Armstrong, quien vive junto a su esposo en Dakota del Norte.
Para el rito del exorcismo se utilizan oraciones y agua bendita, pero el P. Theophilus también aporta muchas otras herramientas como música, cantos, arte sacro, un grupo de oración, agua y campanas benditas para contrarrestar al demonio.
“Satanás siempre nos ataca a través de nuestros sentidos. Entonces, la liturgia misma debe ser un asalto sagrado a nuestros sentidos: Nuestra vista, nuestro tacto, nuestros olores y nuestros oídos. Hemos rezado como Iglesia con todas estas cosas sensoriales, porque ella aprendió durante milenios que esto es lo que repele al enemigo”, indicó.
Asimismo, explicó que cuando se usan las campanas consagradas en la Misa, éstas “humillan al demonio porque son un objeto no racional que hacen lo que ellos mismos debieron hacer desde su creación. Pero estos no quieren adorar a Dios”.
Otra razón por la que el diablo odia las campanas es porque odian todo lo bello y santo, según el P. Theophilus.
“Nos conmueve la belleza. Conmueve nuestras almas la hermosa música, hermosas oraciones, flores, hermosos tonos. El diablo odia todo lo hermoso y las campanas se usan específicamente para llamar la atención sobre la adoración divina de Dios”, acotó.
Además, recordó que es costumbre bendecir todo lo relacionado con la liturgia y también las campanas de la iglesia, porque esas “bendiciones hacen que las cosas sean santas, dedicadas a Dios”.
Finalmente, el P. Theophilus explicó que, así como las campanas de mano consagradas le dan gloria a Dios, también lo hacen las campanas de las iglesias, ya sea una vieja campana de hierro fundido o una grabación electrónica.
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