VATICANO, 23 May. 21 (ACI Prensa).- Con ocasión del inicio del Año Ignaciano, el Papa Francisco alentó este 23 de mayo a que “todos los que se inspiran en Ignacio” vivan “este año como una experiencia de conversión”.
En un video mensaje, el Santo Padre se unió a quienes participan en “Peregrinos con Ignacio”, una jornada de oración convocada por la Compañía de Jesús (jesuitas) este 23 de mayo, al inicio del Año Ignaciano.
El Año Ignaciano comenzó formalmente el 20 de mayo, conmemorandolos 500 años de la conversión de San Ignacio de Loyola, y terminará el 31 de julio de 2022, con la fiesta del fundador de la Compañía de Jesús.
El Papa recordó que “en Pamplona, hace 500 años, todos los sueños mundanos de Ignacio se hicieron añicos en un momento. La bala de cañón, que le hirió, cambió el curso de su vida, y del el curso del mundo”.
El 20 de mayo de 1521, en la Batalla de Pamplona entre Castilla y Navarra, que contaba con el apoyo de Francia, el entonces joven noble Íñigo López de Loyola fue herido por una bala de cañón en la rodilla.
La convalecencia, en medio de la cual perdió una pierna, lo llevó a abandonar proyectos mundanos y a tener un profundo acercamiento a Dios y a los santos que llevaría a la fundación de la Compañía de Jesús.
El Papa Francisco subrayó que “las cosas aparentemente pequeñas pueden ser importantes”.
“Esa bala de cañón también significó que Ignacio fracasó en los sueños que él tenía para su vida. Pero Dios tenía un sueño más grande para él”, dijo el Santo Padre.
“El sueño de Dios para Ignacio no se centraba en Ignacio. Se trataba de ayudar a las almas. Era un sueño de redención, un sueño de salir al mundo entero, acompañado de Jesús, humilde y pobre”, recordó.
El Papa subrayó que “la conversión es un asunto cotidiano; rara vez es de una vez por todas”.
“La conversión de Ignacio comenzó en Pamplona, pero no terminó ahí. Durante toda su vida se convirtió, día a día, y esto qué significa: que durante toda su vida puso a Cristo en el centro”, resaltó.
“Y lo hizo a través del discernimiento. El discernimiento no consiste en acertar siempre desde el principio, sino en navegar, en tener una brújula para poder emprender el camino que tiene muchas curvas y vueltas, pero dejarse guiar siempre por el Espíritu Santo, que nos va conduciendo al encuentro con el Señor”.
El Santo Padre señaló que “en esta peregrinación por la tierra, nos encontramos con otros, como lo hizo Ignacio en su vida. Esos otros son señales que nos ayudan a mantener el rumbo y que nos invitan a convertirnos cada vez de nuevo. Son hermanos, son situaciones”.
“Y Dios nos habla también a través de ellos. Escuchemos a los demás. Leamos en las situaciones. Seamos postes indicadores para los demás, también nosotros mostrando el camino de Dios”.
El Papa subrayó además que “la conversión se hace siempre en diálogo, en diálogo con Dios, en diálogo con los demás, en diálogo con el mundo”.
“Rezo para que todos los que se inspiran en la espiritualidad ignaciana puedan hacer este viaje juntos como una familia ignaciana. Y rezo para que muchos otros lleguen a descubrir la riqueza de esta espiritualidad que Dios dio a Ignacio”.
El Santo Padre expresó también su bendición “de corazón, para que este año sea realmente una inspiración para ir al mundo a ayudar a las almas, viendo todas las cosas nuevas en Cristo. Y también una inspiración para dejarnos ayudar”.
“Ninguno se salva solo: o nos salvamos en comunidad o no nos salvamos. Ninguno le enseña al otro el camino, sólo Jesús nos enseñó el camino. Nosotros nos ayudamos a encontrar y a seguir este camino mutuamente”, aseguró.
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