, 04 Ene. 21 (ACI Prensa).- El Arzobispo de Piura y Tumbes, Mons. José Antonio Eguren, rindió homenaje a los más de 500 policías muertos en Perú durante la pandemia del COVID19 y aseguró que la entera institución policial no debe ser maltratada, incluso cuando tiene cosas que mejorar y “algunos miembros que sancionar”.
Así lo indicó el Prelado en la Misa que presidió este lunes en la Catedral de Piura al celebrar los 200 años del grito libertario de 1821. En la Eucaristía estuvo presente el ministro de Cultura, Alejandro Neyra Sánchez, y los integrantes de la Comisión Nacional Bicentenario.
“Hoy también quiero rendir homenaje a los cerca de 520 policías que han muerto a nivel nacional durante la pandemia por cuidarnos y darnos seguridad. Nuestra Policía, a lo largo de su historia, ha dado sobradas muestras de altruismo y abnegación en favor de nuestro país”, dijo el Prelado en su homilía.
“En este bicentenario piurano, rendimos nuestro homenaje a los peruanos que visten el uniforme de la Patria, quienes, con su sacrificio y entrega diaria, muchas veces incomprendida y en algunos casos sufriendo injusto maltrato, se esfuerzan por contribuir a la seguridad y al desarrollo integral del Perú”, indicó el Arzobispo.
Mons. Eguren advirtió además de “intentos oscuros que pretenden redefinir la misión fundamental que tienen nuestras Fuerzas Armadas y que está claramente señalada en el artículo 165 de nuestra Constitución Política que indica que ellas, ‘tienen como finalidad primordial garantizar la Independencia, soberanía e integridad territorial de la República’. Los roles complementarios de las Fuerzas Armadas no pueden jamás sustituir su misión primordial”.
El Arzobispo recordó de modo especial al infante de marina de primera clase, Gustavo Manuel Valladares Neyra, quien murió asesinado en diciembre en una emboscada perpetrada por terroristas en el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), a quien consideró como “héroe”.
Mons. Eguren destacó luego que “no se puede maltratar a toda una Institución, que tendrá sin lugar a dudas muchas cosas que mejorar y algunos miembros que sancionar, pero que no por ello debe ser cuestionada e insultada de forma general”.
“¿Tan fácilmente nos hemos olvidado de los cientos de policías que estuvieron a nuestro lado, junto con nuestras Fuerzas Armadas, durante el Fenómeno del Niño Costero del año 2017 arriesgando su integridad?”, cuestionó.
En los últimos meses distintos sectores han cuestionado duramente a la Policía Nacional del Perú por algunos excesos que habría cometido para contrarrestar la violencia de las marchas contra el régimen de Manuel Merino, quien sucedió al expresidente Martín Vizcarra luego de que el Congreso votara a favor de su vacancia por 105 votos a favor, 19 en contra y 4 abstenciones.
En las marchas murieron los jóvenes Inti Sotelo y Bryan Pintado, cuyo caso sigue aún en investigación, algo que no ha impedido que diversos medios y usuarios en las redes sociales consideren como culpable a la policía, a quien responsabilizan de toda la violencia justificando de esta a los manifestantes.
Luego de asumir el mando, el gobierno del presidente Francisco Sagasti destituyó a 18 generales de la policía, entre los que estaban Orlando Velasco y Jorge Lam, quienes según el entonces ministro del interior, Rubén Vargas, debían afrontar las investigaciones por las muertes de Inti y Bryan.
El 1 de enero, el nuevo ministro del interior, José Manuel Elice, y el presidente Sagasti, firmaron las resoluciones que nombran a 18 nuevos generales de la Policía.
13 de los 18 generales cesados, incluyendo a Velasco y Lam, presentaron hace unos días una denuncia constitucional ante la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales del Congreso de la República contra Sagasti el exministro Vargas, que estuvo en el cargo solo dos semanas, y el actual ministro Elice.
En los últimos días el gobierno fue criticado por el mal manejo del paro agrario en distintas zonas del Perú, en el que murieron varias personas y donde la policía no habría contado con los medios de disuasión necesarios para hacer frente a la violencia de los manifestantes que incluyó el cierre, durante días, de varias carreteras.
La crisis del coronavirus en PerúMons. Eguren también se refirió en su homilía de hoy a la crisis del coronavirus que se ha agravado en los últimos días en el país, según algunos y entre otros factores, a causa de las marchas en noviembre contra el régimen de Manuel Merino, que fueron elogiadas por tres arzobispos peruanos.
“Piura y el Perú llegan a su Bicentenario asolados por una pandemia implacable que no tiene cuando terminar. Esta mañana elevamos nuestra oración por los miles de piuranos que han fallecido a causa del Covid-19, que realmente son varios miles más de lo que señalan las cifras oficiales. También rezamos por los que están llevando actualmente en sus cuerpos la cruz de este despiadado virus, para quienes pedimos su pronta recuperación. Oramos también por las familias que han perdido a uno o más de sus seres queridos o tienen actualmente miembros de sus familias contagiados”, dijo Mons. Eguren.
Según las cifras oficiales, los fallecidos a causa del coronavirus en Perú son 37.830, con un total de 1.019.475 casos, de los cuales 958.682 se han recuperado.
“También rogamos en esta misa por los médicos, enfermeras y personal de salud que han muerto atendiendo a sus pacientes con dedicación y amor. A nivel nacional han fallecido alrededor de 256 médicos y en Piura son 14 los que han dado sus vidas. El Señor sabrá darles en recompensa la vida eterna, a ellos que supieron dar sus vidas por sus enfermos”, dijo el Arzobispo de Piura.
“En la actualidad no hay personal sanitario, hospitales, camas UCI, oxígeno, respiradores, medicinas, pruebas moleculares y equipos personales de protección, en cantidades suficientes para atender a nuestros enfermos de coronavirus y urge fortalecer el sistema de salud primaria”, alertó.
El Prelado denunció luego “el maltrato recibido por el personal de salud contratado durante la pandemia. A muchos les han cancelado sus contratos, a otros como condición para renovárselos se les ha exigido rebajarles sus sueldos, y a muchos no les han dado los bonos extraordinarios prometidos y menos sus certificados de trabajo. ¿Es posible tanto maltrato del Estado a quienes han estado en la primera línea de lucha contra el Covid-19 atendiendo a nuestros enfermos?”.
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