, 27 Ene. 20 (ACI Prensa).- El Cardenal Antonio Cañizares, Arzobispo de Valencia (España), respondió a Isabel Celaá, ministra de Educación y Formación Profesional, que aseguró que los hijos “no pertenecen, de ninguna manera a los padres”.
El Arzobispo de Valencia tituló su carta semanal “¿Los hijos no pertenecen a los padres?”, en donde explicó de manera detallada que se trata de una “verdad comúnmente admitida que compete a la familia, a los padres, el derecho y el deber originario de educar a la persona humana, a los hijos, en cuanto personas que son”.
El Cardenal explicó en su carta que la familia “no puede ser suplantada por nada ni por nadie” no sólo por tratarse del “bien privado de cada persona humana sino el bien común, el bien de la sociedad, inseparable siempre del bien de la persona”.
De esta manera destacó que “la sociedad está, debe estar, al servicio de la familia y de la persona, también en el campo de la educación; debe respetarla y promoverla, también en este campo; no puede sustituirla en modo alguno, ni invadir su inalienable misión”.
El Cardenal Cañizares preguntó si es que de esta manera “¿se quiere volver al pasado y resucitar una nueva dictadura?”. Recordó que el artículo 27 de la Constitución, que es “clave y quicio de la Ley Fundamental de nuestra Nación, reconoce y garantiza este deber y derecho de los padres”.
Además recordó que en Cuba, China o la Unión Soviética “los hijos eran del Estado y no pertenecían a los padres”, por eso “es tan evidente que pertenecen a los padres, que no deberíamos emplear ni un minuto en discutirlo”.
También insistió en que “en el paradigma en que se sitúa la Sra. Ministra, ¿dónde queda la libertad de enseñanza, la libertad religiosa y moral y qué espacio queda para lo que no sea el pensamiento único y dominante? ¿Así se piensa progresar?”, por eso afirmó que se trata de “un retroceso muy grande”.
“Debe aclararse el Gobierno y no falsear ni engañar, porque va contra el bien común, objetivo ineludible que debería buscarse”, insistió.
El Cardenal Cañizares también explicó en la carta que la misión educadora de los padres, “arraigada en la más profunda entraña de su ser padres, está basada en su participación, para los creyentes, en la obra creadora de Dios y, para todos, en la razón”.
“Sólo los sistemas dictatoriales, las dictaduras, afirman que este derecho-deber le corresponde al Estado, porque los hijos no son de los padres, no pertenecen a los padres, sino al Estado”, afirmó.
El Cardenal también recordó en la carta que “la familia, comunidad de personas, está al servicio de la vida” y que este servicio no termina en la procreación sino que continúa con “la ayuda permanente y eficaz de los padres al nuevo ser humano a vivir una vida verdadera y auténticamente humana por medio de la educación”.
“La familia es la estructura del amor en donde se descubre el acontecimiento maravilloso de la vida: donde se aprende a amar, en donde toma cuerpo de verdad la libertad, y en donde se aprende a ser verdadera y plenamente hombre”, aseguró el Cardenal.
“El servicio a la vida mediante la educación es un elemento clave, un elemento base y fundamental de la familia. Ser padre o madre es ser educador y responsable insoslayable de su educación”, precisó.
Además recordó las palabras de San Juan Pablo II en la exhortación apostólica postsinodal sobre la familia que, según aseguró el Cardenal, “define de manera precisa y admirable el lugar de la educación en la familia”.
En esta exhortación de San Juan Pablo II se precisa que el derecho-deber educativo de los padres “se califica como esencial, relacionado como está con la transmisión de la vida humana; como original y primario, respecto al deber educativo de los demás; por la unicidad de la relación de amor que subsiste entre padres e hijos; como insustituible e inalienable y que, por consiguiente, no puede ser totalmente delegado o usurpado por otros”.
La exhortación también asegura que por encima de estas características “no puede olvidarse que el elemento más radical, que determina el deber y el derecho primario y original educativo de los padres, es el amor paterno y materno, que encuentra en la acción educativa su realización, al hacer pleno y perfecto el servicio a la vida”.
El Arzobispo de Valencia también recordó que “la familia es la gran escuela de la sociedad. Constituye el lugar natural y el instrumento más eficaz de aprendizaje y realización del ser hombre, así como de personalización de la sociedad; es, sin duda alguna” es también, “la escuela más completa y rica de humanismo” y “la primera y fundamental escuela de los valores y de las virtudes más fundamentales de la vida humana”.
Puede leer la carta íntegra AQUI.
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