DENVER, 23 Mar. 18 (ACI Prensa).- En la Iglesia existe la tradición de portar palmas en el Domingo de Ramos para celebrar la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Sin embargo, pocos saben que el proceso para cosecharlas y prepararlas es arduo y que diversos productores se esfuerzan por hacerlo sin dañar el medio ambiente.
El trabajo para obtener las hojas de palma puede durar todo un año debido a que los productores las cosechan, cortan y preparan para la celebración.
Se estima que existen 2600 especies de palmas en el mundo. La planta que produce las hojas para el Domingo de Ramos se llama palma de cera (Ceroxylon quindiuense) y suele crecer en climas tropicales o subtropicales.
Antiguamente y por la distancia, muchas iglesias no podían conseguirlas así que las sustituían por plantas locales como el olivo o el sauce. Ahora en países como Estados Unidos y Canadá hay empresarios que se dedican a cosecharlas de manera sostenible: uno de ellos es Peter Munley.
Munley dijo a ACI Prensa que en Estados Unidos las palmas de cera se cosechan en Florida, Texas, California y otras regiones del sur del país, y son enviadas a cerca de 18 mil iglesias en toda la nación.
El empresario explicó que el trabajo de los recolectores reduce el impacto ecológico que, por ejemplo, causa la importación, debido a que el traslado de los productos desde el extranjero origina cierto grado de contaminación.
Thomas Sowell es otro productor, que en Florida, ha cultivado las palmas por más de 50 años. Explica que las siembran en un lugar especial y emplean una técnica precisa para no matar la planta cuando la cortan. Luego las hojas pasan por un proceso riguroso de limpieza y preparación para luego ser entregadas a las iglesias católicas, protestantes y ortodoxas que las requieran.
El empresario comentó a ACI Prensa que considera este trabajo como un “servicio y una bendición”. Añadió que su negocio no habría podido crecer sin “la ayuda de Dios” y que “todo lo que hacemos por esas iglesias lo hacemos en honor de Jesucristo”.
¿Y en América Latina?
En Ecuador y Colombia la cosecha y venta de la palma de cera está prohibida porque las hojas son el hábitat de varias especies en peligro de extinción.
En Ecuador el Ministerio de Ambiente indicó que en los últimos años ha disminuido la fabricación y la venta de las palmas. Para ofrecer productos alternativos realizan una vez al año una feria en Quito llamada EcoRamos.
El P. Jorge Moreno, sacerdote de la Arquidiócesis ecuatoriana de Cuenca, explicó a los medios locales que los sacerdotes realizan una campaña desde inicios de la Cuaresma para concientizar a los fieles sobre el valor ecológico de esta planta y los animan a sustituirla por ramas de capulí, durazno, maíz o trigo.
En Colombia, la venta, uso o transporte de las hojas de palma es considerado un delito debido a que en algunos lugares del país como Cocora, la palma de cera está desapareciendo.
Incluso el gobierno ha lanzado una campaña para protegerlas y existe un escuadrón especial que se dedica a interceptar a quienes no acatan las regulaciones.
En otros países como México y Perú, las palmas de cera no están en peligro de extinción y su uso no genera problemas en el ecosistema. Por ello, los artesanos y comerciantes las venden sin problemas porque constituyen parte importante de la tradición cultural de Semana Santa.
Los lugares habituales para su expendio son las entradas de los templos donde se pueden encontrar de diversos tamaños, formas y estilos.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 8 de abril de 2017
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