VATICANO, 28 Jun. 18 (ACI Prensa).- El Papa Francisco ha creado este jueves 28 de junio 14 nuevos Cardenales en el Consistorio celebrado en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
En las horas previas a la ceremonia, ACI Prensa ha podido hablar con 3 de ellos: el Cardenal Aquilino Bocos Merino, religioso claretiano; el Cardenal Pedro Ricardo Barreto Jimeno, Arzobispo de Huancayo, Perú; y el Cardenal Giuseppe Petrocchi, Arzobispo de L’Aquila; quienes han reflexionado sobre su nombramiento.
El Cardenal Bocos Merino explicó que cree que su nombramiento “es un apoyo a la vida consagrada. Yo no soy más que un mínimo exponente. Detrás de mí hay una comunidad, hay unas provincias, hay una congregación entera, hay otros muchos institutos que se fían”.
Señaló que se enteró de su nombramiento cuando estaba siguiendo por la televisión la bendición apostólica y el mensaje del Pontífice durante la Pascua de Pentecostés. Después del mensaje “yo ya me marchaba. Pero vi que sacaba otro papel y me quedé un poco más. Entonces empezó a decir lo de los Cardenales, me entró curiosidad y al final dijo mi nombre. Y bueno, bendito sea Dios. Así fue, así tan sencillo”.
Sobre el modo en que le gustaría vivir su ministerio como cardenal, subrayó que “va a ser muy sencillo. Yo vivo en una comunidad religiosa, soy uno de tantos. Voy a seguir haciendo las mismas cosas igual. Voy a seguir escribiendo, voy a seguir trabajando, voy a seguir animando a capítulos si puedo”.
“Quiero decir que no voy a hacer algo diferente. Es cierto que a uno le viene una responsabilidad diferente, tiene que ser uno más cuidadoso en lo que dice, porque ya tiene una resonancia, pero sobre todo quiero ayudar al Papa a que lo que él diga tenga difusión, y tenga acogida, y eso es a base de un testimonio personal y también a base de hacer extensivo su mensaje”.
Además, reflexionó sobre la situación de la vida religiosa en el mundo y aseguró que goza de buena salud. Para comprobarlo, invitó a visitar las comunidades religiosas de países como Nigeria, Kenia, Uganda, Indonesia y India. “¿Cómo se puede decir que está la vida religiosa muerta? Yo no lo veo”, señaló.
Por su parte, el Cardenal Barreto aseguró que se enteró de su nombramiento cuando estaba esperando para embarcar rumbo a Roma. “Yo no me enteré, me hicieron enterar mucha gente. Yo venía del Perú, estaba en Madrid, en el aeropuerto de Barajas, tranquilo, llegaba a Roma a las seis de la tarde y me encuentro con una comunicación, un ‘Whatsapp’”.
Sobre lo que significa ser Cardenal afirmó tener dos cosas muy claras: “primero, que no es un título honorífico, y esto lo tengo muy claro mirando a Jesús. Cuando me ordenaron de obispo, me dijeron: ‘Pedro, a partir de ahora te dirán excelencia, monseñor, etc., y no te lo creas porque Jesús no ha venido a repartir dignidades, ha venido a repartir Cruz’. Esto me marcó mucho a mí”.
“Ser Cardenal no me va a cambiar. Seguiré siendo lo que soy: servidor de la Iglesia, servidor de Cristo a disposición del Santo Padre”.
Por último, el Cardenal Petrocchi destacó que ser cardenal es “una invitación a servir a la Iglesia colaborando de forma más cercana con el ministerio petrino. Es servicio en unidad con la Iglesia universal y con la Iglesia particular. Pero para poder desarrollar este servicio, hace falta tener sintonía y sincronía con la mente y con el corazón del Papa”.
“Un Cardenal, según mi opinión, debe ser una suerte de puente que lleve a las periferias del mundo aquello que el Papa piensa y quiere; y llevar también las periferias al Papa. Por lo tanto, para hacer esto, se necesita que yo, en mi modo de ser, de actuar, sea capaz de moverme al unísono con el Papa”.
Preguntado acerca de cómo afectará este nombramiento a su ministerio pastoral aseguró que “continuaré como antes, pero con una mayor conciencia de estar con el Papa participe de la aventura de testimoniar el Evangelio en la Iglesia y en el mundo de hoy, en una perspectiva de universalidad, pero también de atención a las situaciones históricas concretas, particulares”.
Por último, afirmó que invitará al Papa Francisco a visitar la localidad de L’Aquila, duramente golpeada por el terremoto de 2009, pero matizó que “queremos vincular la posible visita al hecho de que se concluyan los trabajos de reconstrucción de la catedral, que lleva 9 años en condiciones de ruina”.
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