MADRID, 31 Dic. 20 (ACI Prensa).- Con la apertura de la Puerta Santa de la Catedral de Santiago de Compostela este jueves 31 de diciembre dio comienzo el Año Santo Compostelano 2021.
En una solemne ceremonia, el Arzobispo la sede compostelana, Mons. Julián Barrio, abrió la Puerta Santa tras golpear las hojas de bronce tres veces con el martillo ceremonial desde el exterior de la catedral, en la Plaza de la Quintana, y pronunciar la fórmula del rito de apertura:
“Abridme las puertas de la salvación. / Y entraré para dar gracias al Señor. / Entraré en tu casa, Señor. / Me postraré ante tu templo santo. / Abrid las puertas, que nuestro Dios está con nosotros. / Y dio muestras de su poder a Israel”.
A continuación, el arzobispo cruzó la Puerta Santa y, ya en el interior del templo compostelano, se dirigió al altar mayor de la Catedral para celebrar la Misa.
En su saludo inicial, Mons. Barrio pidió que “el Año Jubilar sea un año de gracias para que todos los que en cuerpo y en espíritu visiten en este año santo la basílica compostelana”.
El Año Santo Compostelano se celebra cada vez que el 25 de julio, conmemoración del martirio de Santiago, cuya tumba se custodia en esta Catedral, coincide en domingo, algo que se produce periódicamente cada 11, 6, 5 y 6 años.
La celebración del Año Santo Compostelano se concedió en el año 1122 durante el pontificado de Calixto II, y fue confirmado a perpetuidad en 1179 por medio de la Bula Regis aeterni del Papa Alejandro III.
Desde entonces, la ruta de peregrinación a la tumba de Santiago Apóstol en Compostela experimentó un gran auge con la afluencia de peregrinos procedentes de toda Europa. De esa manera, Santiago de Compostela se convirtió en la tercera meta de peregrinación más importante de la cristiandad tras Jerusalén y Roma.
Durante el Año Santo Compostelano, los peregrinos que acudan a Santiago podrán ganar el Jubileo con indulgencia plenaria.
Para ello deberán cumplir estas tres condiciones: visitar la tumba del Apóstol en la Catedral y recitar el Padre Nuestro y el Credo; recibir el sacramento de la confesión; y comulgar.
El mismo arzobispo Mons. Barrio subrayó durante el mensaje con motivo de la inauguración del Año Santo que “el Jubileo que comenzamos nos ofrece una gran oportunidad de gracia y conversión”.
Sin embargo, para ganar el Jubileo, no es necesario realizar el Camino de Santiago, que a lo largo de varias etapas recorre el continente europeo y la península ibérica hasta Galicia, aunque la Iglesia lo promueve como itinerario espiritual de conversión.
La apertura de la Puerta Santa es el segundo evento celebrado tras la restauración de la Catedral, que volvió a abrir sus puertas el miércoles 30 de diciembre en la Misa con motivo de la Fiesta de la Traslación, que recuerda el traslado de los restos del Apóstol desde Palestina hasta Compostela por vía marítima.
La tumba de Santiago el Mayor
Según la tradición compostelana, tras ser martirizado por Herodes Agripa en Jerusalén, el cuerpo de Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo y hermano de San Juan, fue trasladado por sus discípulos hasta Galicia, donde habría estado evangelizando años atrás. El cuerpo del Apóstol fue enterrado en un cementerio romano donde en la actualidad se alza la Catedral.
Aunque esta tradición no tiene base bíblica, las tradiciones relacionadas con Santiago están muy extendidas por toda España. Prueba de ello es la advocación de la Virgen del Pilar en Zaragoza, donde la Virgen se habría aparecido al Apóstol durante su evangelización de España.
Las reliquias de Santiago se custodian en una urna de plata en el interior de una cripta bajo la Catedral. Sus restos permanecieron ocultos hasta el siglo IX, cuando el Obispo de Iria Flavia (sede episcopal trasladada posteriormente a Santiago), Teodomiro, descubrió el sepulcro tras un milagro.
Alertado por un eremita conocido como Pelayo, Teodomiro acudió a un bosque que había crecido encima de la antigua necrópolis romana abandonada. Allí, el Obispo Teodomiro tuvo una visión que le llevó a localizar la tumba de Santiago Apóstol.
Esta tradición fue considerada durante mucho tiempo como una simple leyenda medieval sin base histórica. Sin embargo, en unas excavaciones arqueológicas realizadas en 1955 se localizó la necrópolis romana en el subsuelo de la Catedral y la lápida sepulcral de Teodomiro, personaje considerado mítico por los historiadores.
Estos hallazgos, que confirmaban la historicidad de una parte de la leyenda, se completó con otros hallazgos bibliográficos que demostraron la existencia de un vínculo jacobeo con Galicia ya en el siglo VI.
Incluso cabe la posibilidad de que existiera una pequeña comunidad eremita, de la que Pelayo formaría parte, encargada de custodiar la tumba del apóstol antes del descubrimiento por parte de Teodomiro, aunque se trata de una teoría no confirmada.
En cualquier caso, el Obispo Teodomiro habría dado noticia del descubrimiento al rey Alfonso II de Asturias, reino medieval al que pertenecían las tierras gallegas, quien mandó construir una primera basílica.
Esa basílica primitiva fue destruida durante una incursión islámica encabezada por Almanzor, procedente del Califato de Córdoba. En el año 1075 se inició la construcción de la actual Catedral románica, consagrada en el año 1211 y reformada en los siglos posteriores, sobre todo en el XVII, cuando se construyó la actual fachada del Obradoiro y el baldaquino barroco.
Los restos del Apóstol se escondieron en el siglo XVI ante la amenaza de saqueos de los corsarios ingleses que atacaban las costas de Galicia en el contexto de las guerras entre España e Inglaterra.
Hubo que esperar hasta el siglo XIX cuando, durante unas obras en la girola de la Catedral, se localizaron las reliquias y se trasladaron hacia su emplazamiento original en la cripta bajo el altar mayor.
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