VATICANO, 01 Abr. 20 (ACI Prensa).- El Papa Francisco afirmó, durante la Misa celebrada este miércoles 1 de abril en Casa Santa Marta, que el discípulo de Jesús “es un hombre libre”.
El Santo Padre defendió que “el discipulado es la verdadera identidad del cristiano, y será el discipulado lo que te dará la libertad. El discípulo es un hombre libre porque permanece en el Señor. Y permanecer en el Señor, ¿qué significa?: Dejarse guiar por el Espíritu Santo”.
“Aquellos que permanecen en la Palabra de Jesús, tienen la específica identidad cristiana, y ¿cuál es?: ‘Sois de verdad mis discípulos’. La identidad cristiana no es una carta de identidad que diga ‘yo soy cristiano’. No. La identidad cristiana es el discipulado. Tú, si permaneces en el Señor, en la Palabra del Señor, en la vida del Señor, serás discípulo”.
Por lo tanto, argumentó el Pontífice, “si no permaneces en el Señor serás uno que simpatiza con la doctrina, que sigue a Jesús como un hombre que hace mucha beneficencia, que es muy bueno, que tiene valores justos”, pero no un discípulo.
En cambio, “el discípulo se deja guiar por el Espíritu. Por esto, el discípulo siempre es un hombre de la tradición y de la libertad. Es un hombre libre. Nunca sujeto a ideologías, a doctrinas dentro de la vida cristiana, doctrinas que pueden discutirse… Permanece en el Señor. Es el Espíritu que lo inspira”.
El Pontífice subrayó que “el Espíritu Santo nos da la libertad. Y esto es la unción. Quien permanece en el Señor es discípulo, y el discípulo es un ungido, un ungido del Espíritu, que ha recibido la unción del Espíritu y la lleva adelante”.
En ese sentido, hizo hincapié en que “este es el camino que Jesús nos hace ver para la libertad, y también para la vida. El discipulado, la unción que reciben aquellos que permanecen en el Señor”.
El Papa Francisco realizó esta reflexión a partir del capítulo octavo del Evangelio de San Juan en el que “se narra la discusión muy fuerte entre Jesús y los doctores de la Ley”.
El Pontífice puso el acento en que la discusión se basaba en una búsqueda de la identidad: “Juan trata de acercarnos a aquella lucha por aclarar la propia identidad, tanto la de Jesús como la identidad de los doctores. Y Jesús los arrincona, haciéndoles ver sus propias contradicciones. Y ellos, al final, no encuentran otra salida que el insulta. Es una de las páginas más tristes. Una blasfemia. Insultan a la Virgen”.
Sobre la identidad, “Jesús dice a los judíos que habían creído, les aconseja: ‘si permanecéis en mi palabra, sois de verdad mis discípulos’. Regresa una palabra muy querida al Señor que la repetirá muchas veces, como después en la cena: ‘Permanecer’. ‘Permaneced en mí’. ‘Permanecer en el Señor’. No dice ‘estudiad bien’, ‘preparad bien las argumentaciones’… Eso lo da por descontado, pero va a lo importante, a lo que es más peligroso para la vida si no se hace: ‘permanecer’. ‘Permaneced en mi Palabra’”.
El Papa Francisco finalizó su homilía pidiendo al Señor que “nos haga comprender esto que no es fácil, que los doctores no entendieron. No se entiende solo con la cabeza, se entiende con la cabeza y con el corazón. Esta sabiduría de la unción del Espíritu Santo que nos hace discípulos”.
Evangelio comentado por el Papa Francisco:
Juan 8:31-42
31 Decía, pues, Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos,
32 y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.»
33 Ellos le respondieron: «Nosotros somos descendencia de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?»
34 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo.
35 Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre.
36 Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres.
37 Ya sé que sois descendencia de Abraham; pero tratáis de matarme, porque mi Palabra no prende en vosotros.
38 Yo hablo lo que he visto donde mi Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído donde vuestro padre.»
39 Ellos le respondieron: «Nuestro padre es Abraham.» Jesús les dice: «Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham.
40 Pero tratáis de matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abraham.
41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre.» Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; no tenemos más padre que a Dios.»
42 Jesús les respondió: «Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a mí, porque yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino que él me ha enviado.
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