VATICANO, 11 Feb. 20 (ACI Prensa).-
El Papa Francisco destacó su “total sintonía con el pensamiento de San Juan Pablo II respecto al sacerdocio”, y aseguró que “basta leer mis cartas del Jueves Santo o también las homilías que como Obispo de Buenos Aires pronuncié a lo largo de varios años”.
El Pontífice se expresó así en el libro-entrevista “San Juan Pablo el Magno”, escrito por el periodista italiano Luigi Maria Epicoco y editado por San Pablo, y que se ha puesto a la venta este martes 11 de febrero en Italia.
El libro es un elogio a la figura de San Juan Pablo II, a su Pontificado y a su herencia magisterial. En él realiza una defensa absoluta del celibato, que define como “una gracia, no un límite”.
En la entrevista se comenta y se cita en varias ocasiones el libro de San Juan Pablo II “Don y Misterio”, escrito con motivo del 50º de su ordenación sacerdotal. El Papa Francisco reafirma su afinidad a la visión del sacerdote que Juan Pablo II muestra en esa obra.
Sobre si el sacerdocio hoy debería ser diferente a como se concebía en el pasado, Francisco afirma que “respecto a ayer, han cambiado algunas formas de ser sacerdote, pero lo esencial permanece igual”.
Sobre el celibato, en el libro señala que está “convencido de que el celibato es un don, una gracia y, caminando en el surco de Pablo VI y luego de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, siento con fuerza el deber de pensar en el celibato como una gracia decisiva que caracteriza la Iglesia Católica latina. Lo repito: es una gracia, no un límite”.
Asimismo, subraya que “el sacerdote está llamado, principalmente, a mostrar este amor misericordioso” de Dios, porque “allí donde hay un corazón misericordioso, está el signo claro de la acción de Dios”.
“Precisamente, San Juan Pablo II murió en las primeras vísperas de la fiesta de la Divina Misericordia, fiesta fuertemente querida por él, por aquel vínculo profundo que sintió desde que era sacerdote en Cracovia, con la espiritualidad de Santa Faustina Kowalska”.
Elogio a San Juan Pablo II
En el libro, Francisco realiza un elogio de la figura de San Juan Pablo II, “un hombre de Dios, un hombre de oración. Bastaba con verlo rezar para percibir cómo se sumergía completamente en el misterio de Dios”.
Recuerda sus impresiones al escuchar hablar por primera vez a Juan Pablo II después de su elección como Papa: “Tuve una sensación muy buena. Esa impresión se reforzó inmediatamente después, cuando me dijeron que era un capellán universitario, un profesor de filosofía, un montañero, un esquiador, un deportista, un hombre que rezaba mucho. Me gustó mucho. Sentí una gran simpatía por él”.
“Creo que no podemos olvidar los sufrimientos de este gran Papa”. Según su opinión, la sensibilidad de San Juan Pablo II por la Misericordia, además de estar sostenida en la espiritualidad de Santa Faustina Kowalska, estaba fuertemente influenciada “por las persecuciones comunistas y nazis, de las cuales fue espectador. ¡Ha sufrido mucho!”.
En su opinión, San Juan Pablo II fue fundamental para la caída de los regímenes comunistas y, en concreto, para el derrumbe del muro de Berlín: “En aquel momento histórico, Juan Pablo II fue un intérprete de las aspiraciones de libertad del pueblo, y unió todas aquellas fuerzas buenas que han dado como resultado un cambio decisivo”.
Francisco también destacó la gran cercanía de Juan Pablo II a las personas: “Era un pastor que amaba a la gente, y la gente le devolvía un inmenso amor”.
Además, subrayó su sentido de la libertad, que ejerció incluso en su enfermedad: “Juan Pablo II fue un hombre libre, hasta el fin, y también en la inmensa debilidad que vivió”. “El suyo fue un testimonio extraordinario, hasta la cruz. Era aquello que el Señor le pedía en aquel momento concreto”.
Teología de la liberación
Por otra parte, en la conversación mantenida con el periodista italiano, el Papa Francisco puso de relieve cómo la acción de Juan Pablo II fue esencial para evitar que el marxismo, por medio de la teología de la liberación, hiciera estragos en la Iglesia.
“Muchos países (en América Latina) tenían dificultad para comprender cómo la teología de la liberación, que usaba un análisis marxista, suponía el riesgo de tomar un camino ideológico que, en cierto sentido, podía traicionar el mensaje genuino del Evangelio”.
Por el contrario, “Juan Pablo II venía de un país que había sufrido el marxismo y que tenía una gran capacidad para intuir ese riesgo”.
Así, “se comprende cómo algunas de sus indicaciones no estaban dictadas por el cierre a determinadas iniciativas, sino por la voluntad de querer preservar en la genuinidad del Evangelio, intuiciones y deseos lícitos que partían de abajo, de situaciones de injusticia social, pero que debían leerse más a la luz del Evangelio que a la luz del análisis marxista”.
Sacerdocio femenino
El Papa Francisco también se mostró en plena sintonía con el magisterio de San Juan Pablo II en lo que se refiere al sacerdocio femenino.
“Con frecuencia se me plantea la cuestión del sacerdocio femenino, y yo digo que no sólo estoy de acuerdo con Juan Pablo II, sino que la cuestión no está en discusión porque el pronunciamiento de Juan Pablo II fue definitivo”.
Lamentó que “leemos la cuestión femenina y la cuestión del sacerdocio en términos funcionales olvidando, en cambio los términos de importancia. María tiene un papel y una dignidad superior a la de los apóstoles”.
Ideología de género
Para el Papa Francisco, según afirma en este libro-entrevista, una de las modalidades con las que el mal se muestra en el mundo de hoy es la ideología de género. “Diciendo esto, no me estoy refiriendo a aquellos que tienen una orientación homosexual”, precisó.
“Hago una referencia más amplia que afecta a una peligrosa raíz cultural que quiere destruir desde la raíz el proyecto creador que Dios quiso para cada uno de nosotros: la diversidad, la distinción. Querer hacerlo todo homogéneo, neutral. Es un ataque a la diferencia, a la creatividad de Dios, al hombre y a la mujer”.
En ese sentido, definió la ideología de género como “un proyecto ideológico que no tiene en cuenta la realidad, la verdadera diversidad de las personas, de a unicidad de cada uno, de la diferencia de cada uno”.
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