En su carta, Mons. Rodríguez explica a los católicos de Toledo de la importancia de compartir “la responsabilidad de la educación porque somos la Iglesia del Señor”.
En ese sentido, señala que esa necesidad de corresponsabilidad ha aumentado en la sociedad en los últimos tiempos, especialmente entre los padres que quieren hacer uso de su libertad para escoger el tipo de educación acorde para ellos, según su criterio.
El Prelado alerta a los padres “que aún no se han percatado de la situación de riesgo que corren sus hijos de ser educados moralmente por otros en lo relativo a uno de los aspectos más importantes de la persona humana: su sexualidad y el modo de educar esta dimensión afectivo-sexual de modo adecuado”.
Porque, advierte, la ideología de género “avanza vertiginosamente”, e indica que es “rechazable” el hecho de que en la educación afectivo-sexual “se tenga en cuenta únicamente los criterios de esa ideología y su metodología, bastante discutible y peligrosa”.
El Arzobispo explica que para resolver el problema de igualdad de los sexos no sólo hay que considerar la cuestión de género y propone otros modos de abordarlo, como desde “la antropología cristiana, de base humanista y respetuosa con lo que el ser humano es”.
Por eso alerta contra la imposición de “asignaturas inquietantes o anteproyectos de ley para una sociedad libre de violencia de género”. Estos “preocupan y mucho, ya que pueden suponer merma de libertad en los padres y en sus hijos una educación moral y afectivo-sexual sesgada”, advierte.
Además, el Arzobispo ha recordado que en las recientes jornadas de pastoral que han tenido lugar en la Archidiócesis de Toledo se han tratado estos temas para “dar a conocer la verdad”.
“Sin conocerlos no podemos ayudar a nuestros hijos, a nuestros alumnos, a nuestros cristianos a vivir su vocación humana y cristiana”, asegura el Prelado.
Además insiste en la importancia de ver “cómo se están abordando los problemas y la educación afectivo-sexual por los poderes públicos”, porque según precisa, “serán cada vez mayores las disfunciones en la relación hombre-mujer”.
“No se arregla todo con superar desigualdades –eso es loable siempre porque somos todos iguales en dignidad- entre hombre y mujer, sino en conseguir una complementariedad que sin duda está inscrita en el ser de cada persona, sea del sexo que sea”, insiste.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 2 de enero de 2018
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