LISBOA, 30 Ene. 18 (ACI Prensa).- La diócesis portuguesa de Funchal en Portugal informó el domingo 28 de enero que un sacerdote que reconoció la paternidad de una niña fue dispensado de sus funciones como párroco pero podrá continuar con su ministerio pastoral, una decisión que ha sorprendido a los católicos del país.
En el mes de noviembre de 2017, el P. Giselo Andrade, entonces párroco de Monte, asumió la paternidad de una niña nacida en agosto.
Tras conocer el caso, la diócesis de Funchal señaló que “la Iglesia es un espacio de misericordia y Dios perdona todo, pero no puede admitir una doble vida”.
La diócesis indicó que acompañaba “la situación, en el respeto por la delicadeza del caso, la dignidad de las personas y las consecuencias que tenía en la propia parroquia y en las demás comunidades cristianas”.
Precisó asimismo que “el propio sacerdote debía discernir, en diálogo con el obispo, si pretendía ejercer el ministerio sacerdotal según las exigencias y normas de la Iglesia o si en vez de ella abrazaría otra vocación”.
En la nota del 28 de enero, la diócesis informó que la decisión de retirar al P. Andrade de sus funciones de párroco se dio “luego del diálogo con el propio sacerdote”.
Sin embargo, precisa la nota diocesana, el presbítero “podrá continuar en el ejercicio de su ministerio pastoral, a través de algunas actividades que ya le estaban confiadas en el área de las comunicaciones y otras que eventualmente le sean atribuidas”.
El comunicado señala que fue el mismo sacerdote quien “manifestó su deseo de seguir ejerciendo su ministerio sacerdotal, en las condiciones exigidas por la Iglesia”.
“Desde luego se vio la necesidad de un discernimiento claro, en orden a una opción responsablemente asumida y madurada en la reflexión y en la oración, un discernimiento hecho con serenidad y libre de presiones, acompañado por el Obispo de la diócesis”, Mons. António José Cavaco Carrilho, prosigue el texto.
La nota también resalta que al asumir la paternidad de su hija, el P. Andrade mostró su compromiso ante las responsabilidades inherentes a esta situación que también ha generado algunos “aspectos negativos”.
“Toda esta situación generó en los medios de comunicación social y en las redes sociales una oportunidad de debate y reflexión” sobre la disciplina del celibato en la Iglesia, considerando que esta “no es estática sino dinámica y que tiene una historia que le permite reconocer sus valores y faltas”.
En ese sentido, la diócesis de Funchal resaltó que “los sacerdotes católicos aceptan y se comprometen en plena libertad, a vivir el don del celibato en su ministerio de servicio al Pueblo de Dios, en conformidad más plena con Cristo Pastor, con frutos abundantes para la Iglesia, incluyendo el sacrificio de algunas expresiones y alegrías de la vida familiar”.
En noviembre de 2017, cuando el P. Andrade reconoció ser padre una niña, el Presidente de la Conferencia Episcopal Portuguesa, Cardenal Manuel Clemente, defendió el celibato y rechazó la posibilidad de que este sea abandonado o “suavizado”.
En conferencia de prensa el 16 de noviembre al término de la asamblea plenaria de los obispos, el Purpurado comentó que también se dan situaciones similares a las del P. Andrade “fuera de la conyugalidad” en el matrimonio.
Según indicó la agencia portuguesa Ecclesia, el también Patriarca de Lisboa dijo que en los casos de infidelidad “las responsabilidades tienen que asumirse” y la vida sacerdotal o conyugal prosigue cuando hay “voluntad de arrepentirse en el camino y hacer las cosas con más consciencia y responsabilidad”.
En cuanto al celibato, el Cardenal precisó que “el sacerdote es una señal viva de Cristo, al elegir no formar una familia para ser familiar de todos”.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en ACI Digital
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— ACI Prensa (@aciprensa) 29 de enero de 2018
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