, 29 Jul. 21 (ACI Prensa).- Mons. Robert Barron, Obispo Auxiliar de Los Ángeles y fundador del ministerio Word on Fire, criticó el reciente uso de la canción “Imagine” de John Lennon en la inauguración de los Juegos Olímpicos Tokio 2020.
En un reciente video subido a su canal de YouTube con el título “Por qué odio Imagine de John Lennon”, que siguió a un artículo publicado en el diatio estadounidense New York Post, Mons. Barron señaló que “detesto la letra de Imagine y lamento el hecho de que parece convertirse en una especie de himno secular”.
El Prelado calificó además a Imagine, en la descripción de su video, como “una de las peores canciones pop”.
El obispo estadounidense precisó que “he sido un fan de The Beatles desde que tenía como 12 años. Sus canciones encontraron su camino dentro de mi alma”.
“De hecho diría que ellos probablemente me dieron la idea de cómo debería sonar la buena música pop”, indicó.
“Y de los cuatro Beatles mi favorito es John Lennon, el que creo que es el más grande compositor de música popular del siglo XX”, añadió.
Tras recordar que también lamentó el asesinato de Lennon en 1980, Mons. Barron indicó que “digo todo esto como preparación, para hacerles saber que no tengo absolutamente nada en contra de The Beatles o contra la obra de John Lennon, pero debo decir que no me gusta la canción Imagine”.
Mons. Barron señaló luego que en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, realizada el 23 de julio de este año, “se tocó la canción y fue cantada por un coro de niños, y luego hubo versiones pre grabadas por diferentes estrellas del pop, y fue hecho como una especie de himno secular”.
El Obispo animó a prestar atención “a algunas de sus palabras” en la letra de Lennon.
“Comienza de esta forma: ‘imagina que no existe el Cielo (N.d.R.: en el sentido religioso), es fácil si lo intentas, no hay infierno debajo de nosotros, encima de nosotros solo el cielo’”.
Para Mons. Barron, “honestamente no puedo imaginar nada peor que eso”.
“Decir que no existe el Cielo, que no existe el infierno”, continuó, “lo que significa es que no hay finalmente un criterio absoluto del bien y del mal. No hay un juicio moral final”.
“Por lo tanto es una invitación a un espacio muy peligroso”, advirtió, y recordó “el espacio descrito por (el escritor ruso Fiódor) Dostoyevsky: una vez que dejas de creer en Dios, entonces todo está permitido”.
Más adelante, el Prelado apunta a otro verso de Imagine, “imagina que no existen países, no es difícil de hacer, nada por qué matar o morir y tampoco religión”.
“Lo que me irrita más en ese verso”, expresó, es “la línea final, ‘y tampoco religión’”.
“Y la inferencia común a muchas personas en la izquierda secular es que la fuente real de la malicia (…) es la religión. Eso es por lo que la gente pelea”.
“Es un lugar común, lo ha sido desde alrededor del siglo XVI”, dijo.
Sin embargo, precisó, está probado que han sido “mucho más mortales” factores como “el tribalismo, las disputas económicas, las disputas políticas y coloniales”.
“De hecho diría mira de nuevo al siglo XX: las ideologías ateas fueron responsables de mucha más violencia que la religión”.
Para Mons. Barron lo necesario para lograr la paz es precisamente lo contrario a deshacerse de la religión.
“Es precisamente cuando ponemos entre paréntesis a Dios, ponemos entre paréntesis a lo trascendente, ponemos entre paréntesis el sentido objetivo de moralidad, ahí es cuando tenemos problemas”, subrayó.
Aún así, confesó, el verso “que me hizo reír mucho fue cuando escuché a todas estas celebridades, no las nombraré, puedes ir a YouTube y enterarte, pero todas estas celebridades cantando esta línea: ‘imagina que no hay propiedades, me pregunto si puedes, sin necesidad de codicia o hambre, una hermandad de hombres’”.
En la versión de “Imagine” para las olimpiadas de Tokio participaron Angelique Kidjo, beninesa radicada en Estados Unidos; el español Alejandro Sanz; el estadounidense John Legend; y el australiano-estadounidense Keith Urban.
Mons. Barron señaló que “cada uno de los que cantaban esa canción era un multimillonario. Y no creo que se requiera un gran salto de imaginación decir que ellos probablemente todos tienen muchas casas y flotas de autos y roperos llenos de ropa”.
El Obispo Auxiliar de Los Ángeles destacó que que la doctrina social de la Iglesia dice que “no hay nada malo con las propiedades en sí mismas, de hecho defendemos la legitimidad de la propiedad privada”.
“El problema es si carezco de una visión moral que me permita poner mis propiedades dentro de un contexto moral más amplio del bien común, ese es el problema. Ahí es cuando las propiedades pueden en efecto volverse problemáticas”, precisó.
Además, indicó que si alguien desea una “hermandad de hombres”, resulta “simplemente imposible tener una hermandad de todos los seres humanos si pones entre paréntesis a nuestro Padre común”.
“Si estás hablando de una hermandad real, de una relación de hermanos, es imposible por separado de nuestro Padre común”, remarcó.
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