, 31 Dic. 19 (ACI Prensa).- El P. José de Jesús Aguilar Valdés, subdirector de Radio y Televisión de la Arquidiócesis de México, propuso una especial oración para concluir el año 2019 y recibir el año nuevo 2020.
A continuación, compartimos en esta nota la oración completa del P. Aguilar.
Oración al finalizar el Año(Se enciende una vela)
Dios, Padre Todopoderoso:
Al terminar un año e iniciar otro quiero ofrecerte mi oración.
Tú eres la fuente de la vida, del amor, de la fe, de la esperanza y de la paz. Todos los dones que recibimos son fruto de tu Santo Espíritu.
Por eso quiero darte gracias por todos los beneficios con los que me has bendecido durante el año que termina.
Gracias porque no ha faltado alimento en mi mesa, ni algo con que cobijarme, ni un techo bajo el cual vivir.
Gracias porque con el esfuerzo cotidiano he podido colaborar a la construcción de un mundo mejor, empezando con las pequeñas tareas de la familia. Ayúdame a valorar a la familia.
Gracias porque he compartido lo que tú me das, con el que tiene hambre, frío o el que tiene menos que yo. Hazme siempre generoso.
Gracias porque cada día del año tuve la oportunidad de aprender algo nuevo, entender mejor la vida, realizar mejor mis trabajos y comprender más a quienes me rodean. Te pido que nunca me falte tu sabiduría ni la paciencia para entender a mis seres queridos ni las cosas que suceden.
Gracias por el amor que has sembrado en mi corazón. Porque gracias a él no sólo he podido compartir los bienes materiales sino la vida misma. Gracias por todos los que me aman, muchas veces sin merecerlo. Especialmente te pido por mis padres, hermanos (esposo o esposa, hijos) y todos mis familiares. Ayúdame a responder a su amor con mi amor.
Gracias por todas las ocasiones en que me ayudaste a reconocer mis errores y fallas dándome la humildad necesaria para saber pedir perdón. Gracias porque también me enseñaste a perdonar. Te pido que si mi corazón aún tuviera orgullo o rencor, que me impidan pedir perdón o perdonar, me ayudes a llenarme de Ti para quitar cualquier obstáculo que me aleje de los demás.
Gracias porque a pesar de los obstáculos, tropiezos, errores y momentos difíciles, he podido salir adelante gracias a tu mano poderosa y bendita que me levanta, me sostiene y me anima. Te pido que en cada caída me ayudes a levantarme.
Tú sabes lo difícil que ha sido aceptar nuestros momentos de sufrimiento y por eso queremos ofrecértelos unidos a la cruz de Cristo, para manifestarte con ello que aceptamos la cruz de Cristo. Que en el sufrimiento contemos siempre con tu ayuda y con el don de la fortaleza.
Tengo que reconocer que en los momentos difíciles, dolorosos, llenos de lágrimas o de soledad he sentido el deseo de renegar de la vida y de Ti, y en ocasiones lo he hecho. Pero se que Tú me comprendes y perdonas, porque conoces lo débil de mi corazón. Te pido que aumentes y reafirmes mi fe y la de quienes reniegan de ti.
Durante este año me tuve que separar de personas a las que amo por diversas razones: por el bien mutuo, por trabajo, porque la relación no podía continuar o porque los hijos tienen que independizarse abandonando el hogar. También has llamado a tu presencia a alguno de mis seres queridos o a personas cercanas. Quiero decirte que la muerte y la separación siempre son muy dolorosas. Y aunque se que los difuntos gozan ya de una vida mejor, extraño su presencia. El vacío que me han dejado, nadie podrá llenarlo. Te pido por todos los que se han ido y, por mí para, que me ayudes a aceptar esta separación y esperar con verdadera esperanza el momento final en que todos estaremos unidos junto a Ti.
Comprendo que muchos momentos difíciles los pude hacer más fáciles, que pude evitar las caídas o tropiezos y que muchos obstáculos habrían sido más fáciles de vencer pidiendo siempre tu ayuda. Sin embargo, en algunas ocasiones por soberbia preferí hacerte a un lado y confiar solo en mí. Confié en mis propias fuerzas e hice a un lado la oración. Confieso que también confié solo en el alimento del cuerpo dejando a un lado el alimento espiritual y la sagrada comunión. Te pido que en este año que inicia me ayudes a acercarme más al Sacramento de la Eucaristía.
Tu gran Misericordia me permite vivir un año más, te pido me ayudes a vivirlo más intensamente, más cerca de Ti, para que en el momento en que me llames a tu presencia llegue ante Ti con una alma limpia y lleno de frutos de amor.
En este nuevo año derrama también tus bendiciones sobre mis seres queridos.
Que permanezcamos siempre unidos.
Que conservemos la salud.
Que no nos falte trabajo.
Que no nos falte tu gracia, tu paz, tu amor, tu misericordia, tu perdón, tu fe, ni tu esperanza.
Acompáñanos en todo camino, en todo proyecto y en todo obstáculo.
Danos siempre tu pan y enséñanos a compartirlo.
Que tu Divina Providencia se extienda siempre y en cada momento, para que nunca nos falte casa, vestido y sustento, y en la hora de la muerte los santos sacramentos.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
P. José de Jesús Aguilar Valdés
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