BOGOTÁ, 25 Dic. 18 (ACI Prensa).- La Arquidiócesis de Santa Fe de Antioquia (Colombia), desenmascaró a Miguel Ángel Ibarra Marín, un falso cura que durante 20 años ejerció el ministerio gracias a documentos adulterados que presentó en el país sudamericano y también en España.
Desde 2011 Ibarra Marín actuó como sacerdote en Santa Fe de Antioquía, donde presentó documentos según los cuales había sido ordenado el 4 de enero de 1998 por el entonces Arzobispo de Tunja, Mons. Augusto Trujillo Arango en su capilla privada.
Posteriormente, en octubre de 2017 el falso sacerdote viajó a la diócesis española de Cádiz y Ceuta gracias a un convenio con la arquidiócesis colombiana. En el país europeo ejerció en las parroquias de Santa María La Mayor La Coronada y Santiago Apóstol de Medina Sidonia.
Hace varios meses surgieron dudas sobre la ordenación y Mons. Orlando Antonio Corrales García, de la Arquidiócesis de Santa Fe de Antioquia, pidió una investigación profunda. En un comunicado, el Prelado explicó que lo había acogido e incardinado “con base en documentos que él presentó y que fueron analizados por un experto canonista”.
Sin embargo, señala el comunicado, "con base en documentos originales y además, comunicaciones con sacerdotes de Tunja, llevó a concluir que Miguel Ángel no fue ordenado sacerdote. Por ello, se emitió el Decreto No. 531, del 12 de Diciembre de 2018, que afirma lo siguiente: el Señor Miguel Ángel Ibarra Marín no es sacerdote”.
La Diócesis de Cádiz y Ceuta fue informada el 13 de diciembre y cesó al falso de cura de sus funciones.
En un comunicado del 22 de diciembre, la diócesis española indicó que Ibarra Marín “tendrá que responder, en los próximos días, ante la Archidiócesis de Santa Fe de Antioquia donde ha sido requerido”.
El Obispado de Cádiz y Ceuta indicó que “trabaja ya en la investigación correspondiente y la reparación de las consecuencias que haya podido acarrear la actuación de esta persona”.
“La Diócesis de Cádiz y Ceuta lamenta que, hechos como este, puedan ensombrecer la labor de sus párrocos y sacerdotes debidamente ordenados, que sirven a la Iglesia diocesana, cada día, de manera ejemplar”, señaló.
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