MANAGUA, 14 Jul. 18 (ACI Prensa).- “Estamos empezando a ser ya una Iglesia perseguida”, fueron las palabras de Mons. Silvio Báez, Obispo Auxiliar de Managua, luego que paramilitares y simpatizantes del Gobierno lo atacaran junto al Cardenal Leopoldo Brenes y el Nuncio Apostólico, Mons. Waldemar Sommertag el pasado 9 de julio.
Ese día, los obispos fueron atacados por grupos afines al Gobierno de Daniel Ortega en la Basílica de Menor de San Sebastián de la ciudad de Diriamba, un hecho que fue condenado por la comunidad internacional y por los episcopados de varios países.
En declaraciones a DPA, el Prelado denunció que el pueblo de Nicaragua “está indefenso frente a esta barbarie y todos somos vulnerables”. Además, “no hay ley a la que recurrir ni autoridad confiable”, añadió en la entrevista difundida el 13 de julio por la Deutsche Welle.
Como se recuerda, desde que empezaron las protestas el 18 de abril contra el régimen de Ortega, han muerto 351 personas y otras dos mil han quedado heridas como consecuencia de la represión policial y los ataques de grupos paramilitares.
El Obispo, que suele denunciar los atropellos del régimen desde su cuenta de Twitter, aseguró que Ortega “es un hombre sediento de dinero y hambriento de poder, que no conoce otro lenguaje sino el de la conspiración, el cinismo y desgraciadamente la violencia”.
Indicó que con su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, han construido “una estructura que se arraigó sobre el poder económico”, y por tanto la protesta de abril contra la reforma del seguro social solo fue el detonante de una crisis que ya se venía venir.
En ese sentido, relató que cuando el año pasado viajaron al Vaticano, el Papa Francisco les llamó a denunciar las injusticias y la corrupción. "Él nos dijo: tengan en cuenta que en estos procesos luego entra la persecución y el martirio”, recordó.
Mons. Báez dijo que “en aquel momento eso parecía una cosa lejana, irrealizable y sin embargo ahora lo estamos viviendo. Estamos empezando a ser ya una iglesia perseguida”. "El Papa sabía perfectamente que en Nicaragua se estaba gestando una dictadura y que estaba echando raíces un poder con características no solo dictatoriales, sino de un poder dinástico”, añadió.
Asimismo, indicó que el régimen también se ha alimentado con el dinero que ha llegado desde Venezuela.
Sin embargo, a pesar de este panorama, el Prelado aseguró que la Iglesia seguirá insistiendo en el diálogo como la vía para salir de esta crisis.
Esto fue reiterado por el Cardenal Brenes, Arzobispo de Managua, en declaraciones a TV 2000, televisora de la Conferencia Episcopal Italiana.
“La Conferencia Episcopal, en la reunión de antes de ayer, decidió continuar con el trabajo del diálogo porque el Papa en sus últimas intervenciones, en el Ángelus, nos ha animado a proseguir con este trabajo y porque nosotros estamos conscientes de que el diálogo es la única forma para llevar adelante la pacificación del país”, afirmó el 13 de julio.
El Arzobispo reconoció que “humanamente tenemos miedo, pero el acompañamiento de nuestros sacerdotes a través de la oración es una fuerza constante para nosotros".
Horas después de difundidas de ambas entrevistas, paramilitares y policías atacaron la parroquia Divina Misericordia en la capital Managua, donde estaban varios estudiantes que habían buscado refugio luego de escapar de la represión en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua.
La parroquia fue atacada durante toda la noche del viernes y la madrugada del sábado. La Arquidiócesis informó que un estudiante murió de un disparo en la cabeza y que se necesitó la presencia del Cardenal Leopoldo Brenes; del Nuncio Apostólico, Mons. Waldemar Sommertag; y representantes de organismos internacionales para lograr la evacuación de los heridos.
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