CARACAS, 12 Jul. 18 (ACI Prensa).- El Cardenal Baltazar Porras Cardozo, Arzobispo de Mérida y recientemente nombrado Administrador Apostólico de Caracas, afirmó que llega a servir en la capital de Venezuela para acrecentar la alegría de evangelizar, “incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas”.
En su primer saludo a los fieles de Caracas este 12 de julio, el nuevo Administrador Apostólico destacó la amistad que lo une con el Cardenal Jorge Urosa Savino, “compañero y hermano desde el seminario”, y con quien compartió responsabilidades como superiores en los seminarios caraqueños y dentro del Episcopado. “El Señor y la Virgen lo sigan bendiciendo con creces”, expresó.
“No traigo ningún plan preconcebido, pues lo primero que quiero hacer es escuchar y atender los clamores, necesidades y expectativas de un pueblo sumido dramáticamente en la honda crisis que padece el país”, escribió en su saludo publicado este jueves por la Arquidiócesis de Caracas.
En ese sentido, alentó a ser solidarios para enfrentar “los nuevos rostros de la pobreza, que acosan a buena parte de nuestra gente”. “Las dificultades -aseguró- son oportunidad valiosa para desatar los entuertos que los propios humanos armamos. Es la ocasión apremiante para la búsqueda mancomunada y desinteresada del bienestar material y espiritual con el que todos soñamos”.
El Purpurado también expresó su confianza de que contará con el apoyo de la Iglesia local y recordó que la presencia eclesial en las zonas populares, la educación y el servicio a los más desamparados “son la mejor muestra de una Iglesia viva”.
El Cardenal Porras también elevó sus oraciones por el P. Iraluis García, asesinado recientemente en Barquisimeto, “que se une así a la interminable lista de caídos fruto de la violencia sistemática, irracional y trágica que arranca vidas, enluta familias y destruye la convivencia de comunidades y de la sociedad en general”.
Tras solidarizarse con el pueblo de Nicaragua, el Arzobispo manifestó que está a “disposición de todos, junto con mis más cercanos colaboradores, para el bien común que nos urge en la construcción de una sociedad más justa y más fraterna”.
El Cardenal recordó que nació en Caracas, donde recibió “los primeros rudimentos de la fe” y descubrió “el llamado gratuito del Señor a seguirlo en la vocación sacerdotal”.
“Pongo este servicio episcopal a los pies del Nazareno de San Pablo, devoción entrañable desde mi niñez, y beso el relicario de la Virgen Santísima de la Consolación, devoción familiar que me ha acompañado toda la vida; nos acompañe y guíe el ejemplo de convicción y entrega del Dr. José Gregorio Hernández, modelo de virtudes cívicas y cristianas, tan cercano a la inmensa mayoría del pueblo creyente”, expresó.
Para concluir pidió a todos que recen por él y por “la Iglesia que peregrina en Caracas”.
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