
El Pontífice asegura en el escrito que “al recibir con dolor la noticia del fallecimiento del eminentísimo Cardenal Miguel Obando Bravo, Arzobispo Emérito de Managua, expreso a vuestra eminencia mi sentimiento de pesar, rogando que tenga la bondad de transmitirlo también a los miembros de la sociedad de Don Bosco, a los familiares del difunto prelado y a cuantos forman parte de esa amada arquidiócesis”.
Francisco recuerda al fallecido como un “abnegado pastor que, durante años y con generosa fidelidad, entregó su vida al servicio de Dios y de la Iglesia”.
“Ofrezco sufragios por el eterno descanso de su alma, para que el Señor Jesús le otorgue la corona de gloria que no se marchita y a todos imparto la bendición apostólica”, añade.
El Cardenal Obando y Bravo fue nombrado Arzobispo de Managua en abril de 1970. Repetidamente medió en los conflictos sociales y políticos de las décadas que siguieron.
En 1985 fue creado cardenal por San Juan Pablo II. Veinte años más tarde, a los 79 años, le sería aceptada su renuncia al gobierno pastoral de Managua.
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