CIUDAD DE MÉXICO, 17 Dic. 20 (ACI Prensa).- Tras medio milenio de la llegada de los conquistadores españoles al actual México, con Hernán Cortés a la cabeza, ¿qué papel jugó la fe en ese proceso y qué rol tuvo la Virgen de Guadalupe?
La conquista española de América está plagada de versiones y análisis demasiado laudatorios y otros que la demonizan por completo.
No han faltado las exigencias contemporáneas de un pedido de perdón por parte de la actual España, como hizo repetidamente en los últimos meses el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Y por supuesto que la Iglesia Católica ha reconocido las “luces y sombras”, como las señalaba San Juan Pablo II, de la Evangelización en América.
¿Pero cómo entender este proceso y ver en su justo nivel la figura de los conquistadores y de Hernán Cortés frente a los indígenas y especialmente a los mexicas (aztecas)?
Tras alcanzar en los primeros meses de 1519 territorio continental del actual México, Hernán Cortés llegó a Tenochtitlán, la actual Ciudad de México y entonces capital del imperio mexica, el 8 de noviembre. Casi dos años después, el 13 de agosto de 1521, los españoles, acompañados de aliados de otras tribus indígenas, tomaron definitivamente la ciudad.
“Los estándares actuales no pueden aplicar”
Entrvistado en 2019, el Dr. Íñigo Fernández, historiador y catedrático de la Universidad Panamericana en Ciudad de México, explicó a ACI Prensa que perfilar correctamente a un conquistador como Hernán Cortés “es muy difícil”.
“Si hablamos de los españoles que pertenecen a órdenes religiosas, la mentalidad era la de evangelizar a la gente de estas tierras, entendiendo que, desde su óptica, la conquista de Nueva España y de América en general es un premio que Dios les ha dado por expulsar a los musulmanes de España en 1492”, dijo.
Mientras tanto, señala, “si lo llevamos a los conquistadores, partimos de la realidad de que muchos de estos vienen del sur de España, de lugares muy pobres, y de lo que se trata es de hacer fortuna y hacerse de fama”.
Además, para entender en su justo nivel la conquista, “evidentemente los estándares actuales no pueden aplicar”. La actual es “una sociedad en el que el tema de los derechos humanos, aunque están muy golpeados, forman parte de la agenda pública. En el siglo XVI no existía ese concepto”, explicó.
En ese sentido, se debe “entender el tema de Hernán Cortés y la Conquista desde la óptica del siglo XVI. Y en esa época tenemos sociedades que son muy beligerantes, muy violentas, no sé si más violentas que la actual, pero sí muy violentas. Hay mucha injusticia social al interior”.
Fernández Fernández destacó luego que “en Cortés, no sé si por convicción real o por quedar bien, hay esta idea de que el trabajo debe ir también por la línea de evangelizar a los pobladores de esta tierra”.
También subrayó que “es muy notorio ver cómo al lugar al que él llega, llevando un par de capellanes militares, se ponía una cruz y luego venían, y dependiendo de los tiempos, había casos de bautizos”. Más adelante, indica, “pide a la corona española que vengan a evangelizar a Nueva España las órdenes mendicantes”.
“A 500 años, no hay nada que sea bueno o malo completamente”, continuó. “Lo que veo es un continente que está vinculado con España, una España vinculada con América. De haber sido tan malo, tan infortunado el dominio español, hemos tenido tiempo de sobra para cambiar el idioma, la religión, nuestra manera de pensar”.
“Finalmente, gracias al dominio español, a la colonia española y a la conquista, que es la que lo permite, nosotros en México hoy estamos culturalmente más cercanos a los griegos, a la antigüedad clásica, a Sócrates, Platón o Aristóteles, que a Nezahualcóyotl”, monarca indígena aliado de los mexicas.
“El pasado es el pasado, no lo podemos cambiar, pero tampoco nos condiciona”, subrayó.
La conquista no fue solo a manos de españoles
Por su parte, el P. Eduardo Chávez, doctor en Historia de la Iglesia y director del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos, subrayó que la conquista del actual México se da “por parte no solamente de los españoles, sino también aliados con todos aquellos que estaban en contra de los mexicas, tribus importantes como los tlaxcaltecas, huejotzingas, los totonacos”.
“Los mexicas, aztecas, eran los más dinámicos y los más sanguinarios, sobre todo por los sacrificios humanos. Ellos pensaban que a través de los sacrificios humanos le iban a entregar el corazón y la sangre al dios sol para que todo el ciclo de la vida pudiera continuar”, señaló.
Por su parte, indicó, “los españoles en ese momento se sentían paladines de Jesucristo Nuestro Señor, porque les había ayudado a recuperar su tierra”.
“Los conquistadores andaban buscando sobre todo el oro, tener fama”, precisa, pero al mismo tiempo se sienten parte de una “santa cruzada” por evangelizar. Y esto, añade, “Hernán Cortés también la tenía fuertemente”.
Cuando Cortés pide al rey Carlos V religiosos para evangelizar el actual México, subrayó el P. Chávez, “le sale su ser de cruzada, de ser los que defienden a Jesucristo, deudores por la reconquista de su territorio”.
“El rey le hace caso y envía los primeros tres franciscanos en 1523”, señala el P. Chávez. Un año después llegan los 12 franciscanos que serían luego conocidos como los Doce Apóstoles de México.
Sin embargo, esos pocos sacerdotes eran poco para los millones de indígenas de estas tierras, explicó el P. Chávez, por lo que la evangelización fue muy difícil en esos primeros años. Los indígenas se bautizaban entendiéndolo como una alianza con los conquistadores y no dejaban de lado todas sus costumbres, como la de tener varias esposas.
La Virgen de Guadalupe y la “perfecta inculturación”
Pero un acontecimiento milagroso cambiaría el panorama de las conversiones en el actual México.
El P. Chávez señaló que “quien fue la que tocó el fondo verdadero, es Santa María de Guadalupe que hace una perfecta inculturación. Toma lo bueno y verdadero y lo lleva a la plenitud en Jesucristo Nuestro Señor”.
“Entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531 es el encuentro entre Dios y los hombres a través de Santa María de Guadalupe, la Madre de Dios. Jesucristo Nuestro Señor, hombre verdadero y Dios verdadero, viene en su inmaculado vientre”, recordó.
Desde entonces fueron los propios indígenas quienes buscaban a los misioneros para ser bautizados.
El P. Chávez también precisó que en la Virgen de Guadalupe, contrariamente a los mitos que se difunden, no hay “nada de sincretismos”, que sería como “tratar de unir el agua y el aceite, tratar de unir la mentira, la idolatría, dándole una barnizada de cristiandad para ser aceptado”.
“No lo permitirían los primeros franciscanos. Si hubieran visto algo de sincretismo en la Virgen de Guadalupe la habrían destruido”, aseguró.
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