REDACCIÓN CENTRAL, 10 May. 20 (ACI Prensa).- Este 10 de mayo la Iglesia celebra el quinto domingo de Pascua. El Evangelio del día corresponde a la lectura de Juan 14:1-12, pasaje en el que Jesús nos dice: “El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante”.
A continuación puede leer el Evangelio y la homilía del Obispo de Santa María de los Ángeles (Chile), Mons. Felipe Bacarreza Rodríguez:
Evangelio del día (Juan 14:1-12)
1 «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí.
2 En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar.
3 Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.
4 Y adonde yo voy sabéis el camino.»
5 Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
6 Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.
7 Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.»
8 Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
9 Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"?
10 ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras.
11 Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras.
12 En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre.
Puede revisar las otras lecturas litúrgicas del día AQUÍ.
Homilía de Mons. Bacarreza:
La misión apostólica, que es el deber de anunciar a Cristo y hacer de todos los pueblos discípulos suyos, tiene asegurada la presencia de Cristo, según la promesa que él mismo hizo a sus apóstoles: "Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,20). Esta promesa de Cristo es lo que la Iglesia ha experimentado fuertemente estos últimos días. Después que Dios llamó a su siervo fiel, el Papa Juan Pablo II, a entrar en el gozo de su Señor y estar para siempre con él, la Iglesia en la tierra no quedó huérfana; ella siguió siendo la Esposa amada de Cristo y siguió siendo gobernada por él, según su promesa: “Estoy con vosotros todos los días”. Lo demuestra el hecho de que en sólo 24 horas (el Cónclave más breve de los últimos tiempos) le dio un nuevo Pastor Supremo, a quien confía el cuidado de sus propias ovejas: “Apacienta mis ovejas” (Jn 21,15). El Papa Benedicto XVI en su primera homilía ha declarado: “Yo, Sucesor de Pedro... vuelvo a escuchar con emoción íntima la consoladora promesa del divino Maestro: ‘Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia’ (Mt 16,18)”. Aunque los Sumos Pontífices se suceden unos a otros –Benedicto XVI es el número 265-, “Jesucristo es el mismo ayer, hoy y lo será para siempre” (Heb 13,8).
Para leer la homilía completa puede ingresar AQUÍ
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