, 04 Feb. 20 (ACI Prensa).- Eduardo Bertea, miembro del Equipo Nacional de Pastoral Aborigen de Argentina (Endepa), denunció la indiferencia y la falta de soluciones estructurales que mejoren las condiciones de vida de las comunidades aborígenes del país y eviten la muerte de más personas.
En los últimos días se informó de la muerte de seis niños de la comunidad wichí en Salta, norte del país, a raíz de la pobreza y desnutrición que padecían.
Al respecto, la provincia de Salta decretó “emergencia sanitaria y social” durante seis meses para priorizar iniciativas en el ámbito de la salud integral, detectar casos de emergencia y encaminar acciones que reviertan esta situación.
Eduardo Bertea, que conoce hace más de 30 años la situación, explicó que para muchos argentinos “la realidad indígena les resulta ajena y distante, sobre todo a quienes viven en las grandes ciudades, debido a la gran diversidad y extensión del territorio”.
“En muchos lugares las comunidades indígenas mantienen su lengua, su cultura, sus costumbres, su entorno. Es el caso del grupo wichí, que hicieron noticia por las muertes recientes, viven en el monte chaqueño distribuidos en las provincias de Formosa, El Chaco y Salta”, agregó.
En conversación con ACI Prensa, Bertea dijo que el primer factor de amenaza para estos pueblos es la “ampliación de la frontera agrícola que se va expandiendo sobre los asentamientos indígenas con los cultivos nuevos transgénicos”.
“Ellos viven la constante amenaza de ser desalojados de sus hogares porque aún no tienen el título sobre esas tierras”, aseguró el también diácono.
“Lo más grave es que viven distanciados de la sociedad por un abismo cultural. Hay una barrera cultural y de discriminación por el desconocimiento. Yo reconozco que son gente con muchos valores”, sostuvo.
Bertea explicó que es en esta época de abundante lluvia cuando se repite la situación de todos los años. “La infraestructura se muestra más precaria: hay caminos malos, comunicaciones precarias, no hay acceso a agua potable y servicios de salud precarios. Pero esto no es una novedad, es de todos los años”, insistió.
En ese sentido, Endepa “promueve el reconocimiento de la dignidad de las personas más allá de su origen, pueblo y raza, busca su reconocimiento como hijos de Dios, más allá del asistencialismo”.
En su trabajo busca que se respeten los “derechos fundamentales de estas comunidades, como por ejemplo el agua, un elemento vital; el acceso a la tierra, a sus recursos naturales; y que los indígenas no sean un objeto benefactor, sino que sean escuchados, sean interlocutores”.
El delegado de la Diócesis de Orán, en Salta, llamó a las personas “a conocerlos y mantener un contacto permanente con los pueblos, a reconocerlos como hermanos, a imitación de la Virgen de Guadalupe con el indígena Juan Diego”.
“Sentimos que todos los cristianos estamos llamados a escucharlos, a tener un oído atento y un corazón abierto. Ellos son una interpelación que Dios nos hace a todos los creyentes y a partir de eso escuchar sus clamores, sus reclamos, su sabiduría”.
“No debemos considerar a los indígenas como un problema sino como parte de la solución, como lo ha dicho el Papa Francisco, que si se hubiese escuchado el clamor de los indígenas no estaríamos en la crisis ambiental que estamos viviendo ahora”, aseguró Bertea.
El censo 2010 contabilizó 955.032 habitantes pertenecientes o descendientes de indígenas o pueblos originarios, distribuidos en todo el territorio argentino.
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